Libreto: James Goldman.
Música y letras: Stephen Sondheim.
Traducción: Roser Batalla.
Dirección Musical: Pep Pladellorens.
Intérpretes: Vicky Peña, Carlos Hipólito, Muntsa Rius, Pep Molina,
Massiel, Asunción Balaguer, Linda Mirabal, Teresa Vallicrosa,
Mónica López, Marta Capel Diego Rodríguez, Julia Möller, Ángel Ruiz,
Joanna Estebanell, Mamen García, Lorenzo Valverde, Josep Ruiz, Gonzalo
de Salvador, Nelson Toledo, María Cirici, Marisa Gerardi, Antonio Villa.
de Salvador, Nelson Toledo, María Cirici, Marisa Gerardi, Antonio Villa.
Escenografía: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso.
Vestuario: Antonio Belart.
Iluminación: Paco Ariza.
Dirección: Mario Gas.
Teatro: Español. (10.2.2012)
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FOTOGRAFÍAS DE ROS RIBAS |
De alegría y de dolor
Quiso Stephen Sondheim (1930) dedicar un homenaje a las antiguas Follies de los años cuarenta, con el libreto de James Goldman (1927-1998). (Lo que podríamos relacionar con nuestras “Variedades”). La nostalgia de aquel mundo es el agridulce de la felicidad y la tristeza. No se ha conformado con un brillante musical: quiere dramatizar, con intenso amor, a los propios artistas. Produce este espectáculo -continuamente montado en numerosos países, desde su estreno en 1971- una liberal diversión que se entremezcla con fracasos sentimentales. En el texto no hay una historia lineal, sino las rupturas de ir y de volver a las relaciones de los cantantes y bailarines. Son magistrales combinaciones entre el drama y la comedia.
Asunción Balaguer |
Es sincera y entrañable la canción de Hattie Walker, que mantiene sus sueños de entonces, y en su vejez sigue soñando con los carteles y luces de neón: “Soy corista, que canto y también bailo”, asegura. Lo hace la querida actriz Asunción Balaguer, con voz grave y tropezada -nunca había cantado- que, bajo su foco, lo interpreta produciendo la emoción del público; podría ser el personaje de ella misma. Son diversos monólogos musicales, en los que cada uno va pasando al primer término. Y así iremos conociendo sus evoluciones. Del hundimiento a la calle, la prostitución o fracasos en sus matrimonios. Todo un elenco formidable, con Teresa Vallicrosa, Mónica López -vaya regalos-, Massiel y Minda Mirabel (soprano). Entre el gozoso encuentro de los viejos actores, esa línea empezó a marcar esas trayectorias de los desastres en las convivencias. Los protagonistas representan a un doble matrimonio, el de Phyllis –Vicky Peña- con Benjamin –Carlos Hipólito-, y el de Sally –Muntsa Rius- con Buddy –Pepe Molina -más regalos-, que irán confesando o descubriendo los ocultos sentimientos, engaños y frustraciones. Escenas de ironía y de tensión que nadie se esperaba en este Follies.
Carlos Hipólito y Vicky Peña |
Muntsa Rius y Pep Molina |
Es uno de los momentos más emocionantes de la obra, y quizá el momento más genial de las canciones, con Rius en solitario caminando sobre el vapor de la locomotora. El actor Pep Molina está a la misma altura del reparto, lo que tampoco nos sorprende y cuya espléndida voz utiliza lo mismo para cantar como para hablar.
Sondheim rompe de nuevo su historia: surge, inesperadamente, un decorado de coloreadas luces, bombillas parpadeantes, la alfombra roja de la escalera de la vedette entre lujosos vestuarios y la coreografía espectacular. Hemos vuelto a la alegría del musical Follies: Hipólito de esmoquin, con bastón de baile y canciones, y Peña bajando los peldaños envuelta en un vestido provocador. Todo lo demás era un cuento.
En el centro, Muntsa Rius |
Diego Rodríquez, Marta Capel, Julia Möller, Ángel Ruiz |
Enrique Centeno
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