martes, 25 de agosto de 2009

Casa con dos puertas, mala es de guardar **

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Autor: Calderón de la Barca.
Adaptación de Juan Antonio Castro.
Intérpretes: Alejandro Torray, Candela Rabal,

Alberto Maneiro, Pablo Alonso, Gabriel Moreno,
Cristina Palomo, Maribel Lara.
Vestuario y escenografía: Lorenzo Collado.
Dirección: Manuel Canseco.
Teatro: Galileo (11.7.2007).

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Los juegos de Calderón de la Barca son siempre de relojería en la comedia de capa y espada, en su redondez de rimas. En esta adaptación que comentamos, lo más divertido es el engaño, las mentiras y el enredo. Aquellas damas parecen traídas de sus casas o balcones del XVII, o de las terrazas, salas de café o bares de copas actuales; las conversaciones y encuentros de miradas de los inocentes caballeros, que son hoy modernos ligones de segunda división. Estos textos de burlas, seducen a los directores para la diversión y alguna aproximación, siempre con la fidelidad y los ambientes originales -como en varias obras que montó la Compañía Nacional de Teatro Clásico de Adolfo Marsillach (1928-2002)-, en inteligentes adaptaciones como esta Casa con dos puertas, mala es de guardar. En ocasiones, compañías menos potentes se ven obligadas a reducir el reparto, eliminando a algunos personajes. Aumentan los juegos e incluso se entrelazan los textos o se añade alguno. El director, Manuel Canseco, ha querido repetir este montaje que realizó él mismo, con una versión cuya función dedica a quien lo firmó, hace veinticinco años: el autor Juan Antonio Castro (1927-1980), un singular escritor con numerosos éxitos comprometidos, con títulos como Tiempo de 98 o De la buena crianza del gusano. Cómo no recordarle.
El estreno veraniego lo vimos en el jardín del Teatro Galileo -sentados en mesas-. Se inicia con una especie de entremés, con poemas, músicas y canciones de la época que anuncian el agradable espectáculo. Una suficiente escenografía, y un gracioso vestuario -ambos de Lorenzo Collado-, con esos trajes rayados en azul sobre blanco, como en la orilla del mar, y un juego de movimientos que Canseco dirige con su conocimiento. Todos los intérpretes, con entusiasmo, hacen lucir los versos con vivo humor, como la frescura de la Dama, que interpreta Alejandra Torray, y la brillantísima eficacia del Padre, (Miguel Foronda). Sale el público contento tras esta comedia. No se buscaba más y fue suficiente en este mes de julio.
Enrique Centeno

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