sábado, 1 de octubre de 2011

Veinticinco años menos un día **

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Autor: Antonio Álamo.
Intérpretes: Richard Collins-Moore, Ana Fernández,
Moncho Sánchez-Diazma, Joserra Leza, Ione Irazabal,
Candela Fernández, Juanfra Juárez, Josehean Mauleón,
Jöns Pappila.
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo.
Vestuario:  Carnen Monraraz.
Escenografía: Antonio Marín.
Dirección: Pepa Gamboa.
Teatro: Español. (23.10.2011)
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Qué será, será
 
Es un nieto del supuesto inglés P.D. Green quien nos informa, desde la corbata del escenario, afirmando que su abuelo es el más importante autor contemporáneo: "inglés", que repite desde su elegancia provocando las risas. Y en las obras que iremos viendo, estará presente, hablando torpemente en castellano. Es Richard Collins-Moore, un actor magnífico en la creación y la comunicación. Explica los grandes éxitos, y nos mostrará una de las representaciones.

Fotos de Sergi Sergio Parra/ Víctor Prieto
    Al autor Antonio Álamo le gusta igual el drama, la fantasía histórica, como el humor dentro de la amargura. Y Veinticinco años y un día (The tea is ready!) es una comedia cómica. En los primeros minutos, al ver ese precioso vestuario –Carmen Montaraz-, nos traslada a los años 30, entre la ironía y la alta clase. Pensamos enseguida en el estilo de Noel Coward, pero pronto la obra se convertía en una disparatada farsa. Dentro de la vaciedad, todo el reparto transforma el texto, medio vodevil, en un formidable espectáculo de humor, con estupendos intérpretes en los textos, bailes y canciones. Todo es impecable, y lo dirige, con mucho talento, Pepa Gamboa, habilísima como ya demostró, en este mismo teatro Español -hace dos temporadas-, con el curiosísimo montaje de La casa de Bernarda Alba, interpretado por un grupo de gitanas. La acción va acompañada de las propias indicaciones y acotaciones que continúa contando P.D. Green.
    En la segunda parte se imita un ensayo general, entre decorados, de frente y de espalda, con un divertidísimo actor que ha huído y al que sustituirá un antiguo y casual extra incapaz de actuar. Se ve venir el fracaso de ese supuesto estreno, y nos divertimos continuamente con el juego y la juerga en formidables trabajos de ese teatro dentro del teatro.
    Reír en caída libre es lo que ha querido el autor. En las diversas canciones a coro –siempre en inglés-, eligió también el “¿Qué será, será?, será lo que debe ser”.
Enrique Centeno

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