Autor: Ernesto Sábato.
Adaptación teatral de Diego Curatella.
Intérpretes: Héctor Alterio, Rosa Manteiga,
Paco Casares, Pilar Bayona.
Escenografía y vestuario: Rafael Garrigós.
Iluminación: Juan Gómez Cornejo.
Dirección: Daniel Veronese.
Teatro: Bellas Artes. (13.9.2006)
_________________________________

Confesemos que en la lectura de El túnel, este gran escritor nos produjo una cierta depresión, hasta cerrar el libro a cada momento y tomar fuerzas con esta tragedia existencialista. En la representación teatral tenemos delante al propio enfermo, brillante, hablador, atractivo, con una inteligencia que nos envuelve. El clarísimo actor muestra en escena una verdadera exhibición magistral. Le ayudan a Héctor Alterio, las apariciones de María –lo hace Rosa Manteiga- y los leves personajes que hacen Paco Casares –Allende, el esposo, ciego- y Pilar Bayona. Lo de nuestro actor, argentino, son palabras mayores: su riqueza de voz, sus variantes juegos de miradas, gestos y movimientos interminables. El complicado personaje de Castel pensó encontrar en María, en su segunda edad, una vía de salvación que se convirtió en una obsesión que le condujo a las turbulencias en su ya enfermedad psicópatica. Alterio es capaz de ponerse a su lado, casi peligroso y eléctrico –interpretó, hace dieciséis años al muy diferente viejo, celoso y suicidado Perlimplín, de Lorca, en este mismo escenario del teatro Bellas Artes-. Explicó el pintor, conversando, que siempre, desde su nacimiento, vivió en un túnel, y que encontró a alguien capaz de darle vida, como un hueco o un agujero por el que quiso salir matándola.
Dentro del texto se escuchan la desconfianza, los celos, la obsesión, los engaños. En los espectadores se provocan risas y carcajadas, como si fuese común entre ellos mismos. No se sabe si, tal vez, al salir del teatro, sientan una cierta lección.
Enrique Centeno
No hay comentarios:
Publicar un comentario