Autor: Jaume Policarpo.
Intérpretes: Jaume Policarpo, David Durán.
Escenografía: Jaume Policarpo
Dirección: Carles Alfaro.Teatro: La Abadía. (13.12.2000)
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Muñecos para adultos
Dentro del extenso mundo del teatro de títeres hay un género en el que los manipuladores están presentes en el escenario. Se adueñan de los personajes, los mueven a su antojo, los dan vida y, bajo su vestimenta neutra, pasan desapercibidos aunque se los vea. Es una hermosa convención que, desde hace años, se acepta con placer, a veces con muñecos tan grandes como los propios manipulantes. Esta técnica, alejada del tradicional teatro de hilos, de guante, de sombras o de varillas, permite fantasías distintas, posibilidades muy curiosas, porque el doble juego entre el dueño y su muñeco hace posible un guiño especial, en el que parece que estemos ante un dios con su criatura. Esta clase de titiriteros suelen autocalificarse como actores-manipuladores, como si los que practican las otras técnicas no fueran exactamente lo mismo, cuando en realidad la única diferencia reside en que a unos se los ve –no siempre con fortuna-, y otros permanecen ocultos. En este espectáculo, por ejemplo, molestan los manipuladores cuando quieren intervenir en el mágico mundo creado para los muñecos, porque, como actores de carne y hueso, dejan mucho que desear.
Poesía, reinterpretación, comprensión de los personajes, de la historia y de la época. No es poca cosa, y el espectáculo se sigue con emoción –ya hemos dicho que sobran las intervenciones personales de los estupendos manipuladores-, seguramente conseguido en parte gracias a un admirado director de teatro, Carles Alfaro, que ha prestado su talento para este encantador montaje.
Enrique Centeno
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