sábado, 5 de noviembre de 2011

Perséfone ***

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Guión: Jaume Bernardet, Joan Font, Miguel
Ibáñez Monroy, Joan B. G. Seguí.
Idea y creación: Els Comediants.
Intérpretes: Àngels Gonyalons, Joan LLordella,
Laia Oliversa, Laia Piró, Marc Pujol.
Música: Ramón Calduch.
Letras de David Pinto, Ramón Calduch.
Iluminación: Albert Faura.
Imágenes y vídeo: Bamzai Studio.
Dirección: Joan Font.
Teatro: María Guerrero (CDN). (1.1.2001)
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De la risa al funeral
A la deidad Perséfone, hija de Zeus, le expulsaron de sus felices campos florecidos. Es la primera escena mitológica del montaje: esta joven doncella –vestida como en un cuento- desterrada al mundo de las tinieblas. Els Comediants sitúa ese prado idílico con imágenes de rosas o lirios. Y es este procedimiento audiovisual, realizado con perfección y riqueza, lo que ayuda muchísimo al espectáculo. Se ha diseñado una escenografía –Jordi Bulbena aparece como director de arte- cuyos altos paneles, movibles y unidos para formar una pared de pantalla, van transformando las distintas etapas de la historia. También con un magnífico vestuario de farsas y máscaras.
    La falsedad y la burla de los llantos, en el entierro y ante el ataúd, son la señal del humor, que irá apareciendo entre la condenación y la expiración en siniestros momentos, hasta llegar a la fiesta de los muertos.
    Tras su primer mutis, aparecerá la transformada Perséfone, con su vestido rojo y su corona real. Es Àngels Conyalons, actriz bien conocida en su talento, igualmente como bailarina y cantante, quien tira de la función entre sus voces. Son piezas musicales a veces cercanas al cabaret alemán, al teatro musical, donde aparecen tonos y estilos sometidos a los de Kurt Weil. Músicas que ha compuesto Ramón Calduch, con los textos junto a David Pintó. Suponemos que son versos traducidos del catalán, porque los forzados cómputos son de escasa calidad.
    Estas Variaciones mortales -así se subtitula- lo califica Els Comediants como un musical. No es así. Es la estética y la coreografía. Los momentos musicales, separados o acompañando a las acciones.  Las interpreta el propio compositor sin orquesta y se escuchan las músicas grabadas para las canciones. Pero, tal como se esperaba, es un magnífico espectáculo, lleno de vida detrás del escenario, y ante nosotros los oratorios y los murientes. (Lo estrenaron, precisamente, ese día Uno de Noviembre). Son danzas medievales en procesión de calaveras y esqueletos, o las sombras del barquero cruzando el río hacia la orilla de la muerte. Efectos de vivas coreografías y con excelentes intérpretes: Jordi Llordella, Laia Oliveras, Laia iró y Marc Pujol. Todo crece a las órdenes, naturalmente, de Joan Font.
    No es lo mejor que hemos visto a Els Comediants, compañía que, afortunadamente, ha venido a Madrid después de varios años.
Enrique Centeno

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