domingo, 19 de julio de 2009

Los cuernos de don Friolera ***

___________________________________________
Autor: José María del Valle-Inclán
Intérpretes: Alfonso Delgado, Inma Cuevas, Manuel Millán
Antonio M.M., Pepe Soto, Josema Díez-Pérez,
Rafael Núñez, Luis Arrasa, Nancho Novo, Teté Delgado,
Isabel Ayúcar, Sergio Macías, Gloria Villalba, Diego Pizarro,
Luis Arrasa, Fernando Ruiz, José Maya, Mahue Andújar.
Vestuario: Begoña del Valle-Yturriaga.
Escenografía: Almudena López Villalba.
Dramaturgia y dirección: Ángel Facio.
Teatro: Español. ( 26.2.2008)

__________________________________________

Al vivo Valle-Inclán, lo sitúa este director -Ángel Facio-, antes de la obra, en un palco en el que conversa, republicano y anarquista, con su acompañante. Y a ambos les hace repetir la conocida escena duodécima de Luces de bohemia. Valle, en realidad Max, asegura: ”La tragedia nuestra no es tragedia”. “¡Pues algo será!”, le responde quien es ya Latino de Hispalis. “¡El esperpento!”, definió para siempre el gallego. Al final de la representación de la obra, el duplicado personaje protesta tras bajar el telón, con pateo y quejas sobre el mal teatro español. Nos confirma y hace repetir, precisamente, su nuevo teatro en el que busca su revolucionaria escena. Incluso reconocemos su terrible frase: “Nunca dejaré estrenar mis obras por los malos actores españoles”. En todo caso, queda en este balcón del teatro su histórica creación del esperpento. Esta escena consiste, por tanto, en un prólogo al que sigue el auténtico de la obra del autor.
Facio es un enamorado de Valle, y montó excelentemente, en este mismo teatro Español, hace dos años, Romance de Lobos. Nos cuenta en el programa de mano sus intenciones, numerosas veces, de montar Los cuernos de don Friolera: desde entonces le fue siempre prohibido por la censura, primero en su TEU. Más astuto fue el TNU (Teatro Nacional Universitario), que hizo colarse en aquella época (1965) la puesta en escena de El embrujado (Alberto Castilla). Uno de los lugares de representaciones fue en el Curso de Verano de Santander: a Facio se le prohibió su obra, y El embrujado fue comentada por el catedrático que aconsejó a los estudiantes que no acudieran a la función porque carecía de interés. Pero no llegó, naturalmente, a la prohibición. Este tipo debió ser un personaje que no se incluye en el reparto de Los cuernos…”, pero sí que los tenía.
Facio se ha vengado. Ha querido incluso acercar levemente el drama cómico, la fuerte tragedia de la España sainetista y esperpéntica.
Nos gusta ver la escenografía realista –de Almudena López-Villalba-, de efectos vivos lejos del barato arte de tablas de madera cerrando paredes que nunca sirven para nada. Nos recuerda a nuestro teatro comprometido con el realismo social de nuestros días recientes, como los de Buero Vallejo (La escalera) o Lauro Olmo (La camisa). Este ambiente llena de vida a los personajes en su triste esperpento igualmente realista. Qué hermosura. El militar, cornudo, simplón en su tiranismo de barrio. Cuando Valle escribe la obra, tal sujeto es un carabinero de fusil. En los montajes vistos, suele representarse como soldadito del plomo o de cuento para evitar aquella realidad del acoso con que fueron unidos años después a la Guardia Civil. Pero Facio lo hace directamente con tricornios (los “picos”, que llamaban los gitanos como los de Lorca). Como esa repetida música del pasodoble. Este director es aquí La venganza de don Mendo. Tiene su derecho hoy cuando no tuvo entonces permiso para nada. (En una representación de La resistencia al aire libre en la feria en Cieza (Murcia), al fondo del gran local, tras las últimas sillas, un grupo de guardias civiles rodeaba el aforo. Aquellos, no crea nadie que eran los de don Friolera: aquella provincia sí existe, no como la creación con Valle de San Fernando del Cabo).
Toda la interpretación es magnífica. La inmovilidad del ciego con su Bululú es quizá inadecuada, y serían más ricos sus aleluyas de las historias de ciego. Ellos no lo hacían sin movimiento. En todo caso, insistimos en que el largo reparto es una lección y un gozo. No lo podríamos citar individualmente porque todos lo merecerían. Ni siquiera a ese magistral don Friolera, que hace Rafael Núñez. (Ya me he colado).
Enrique Centeno

1 comentario:

Anónimo dijo...

Verdaderamente un espectáculo MAGNÍFICO. Fui con una amiga, que vino por acompañarme y que no suele ir al teatro nada más que para ver musicales. Yo la miraba de reojo durante la función y pensé "Dios mío, me va a matar; se está aburriendo".
Cuando salíamos estaba como absorta (de aburrimiento, pensé), y en eso me suelta: "es la mejor obra de teatro y el mejor espectáculo que he visto en mi vida. Esto sí que es algo bueno. Muchas gracias por haberme traído, ¡lo que me hubiera perdido!"
El montaje espectacular, y los actores fantásticos. Efectivamente lo de Rafa Núñez es un prodigio. Pero todos están magníficos.