lunes, 12 de marzo de 2012

Quitt **

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Autor: Peter Handke.
Traducción: Pablo Martín.
Intérpretes: Andreu Benito, Jordi Boixaderas, Eduard Fernández, 
Miriam Iscla, Lluís Marco, Marta Marco, Boris Ruiz.
Escenografía: Paco Azorín.
Vestuario: Isidre Prunés.
Iluminación: Xavier Clot.
Música: Josep M. Arrizabalaga, Ricard Gili.
Dirección: Lluís Pascual.
Teatro: Vale-Inclán. (CDN) (7.3.2012)
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 Negocios y mentiras 
Hace mucho tiempo que no invitan nuestros escenarios al austriaco Peter Handke –pasó por el Festival de Otoño con un montaje británico-, y a Lluís Pasqual le ha interesado adaptar uno de sus textos literarios, Quitt. (Las personas no razonables están en vías extinción). Nos informan de que se trata de un largo poema.
    Triunfo y corrupción del capitalismo. Fue escrito hace cuarenta años, momentos en los que crecían los grandes trust. El texto merece su admiración y el  testimonio de los negociantes. Se ha reunido media docena de empresarios, personajes curiosos entre su humor, la alegría y los descubrimientos del engaño. Crean procedimiento –está como capitán Quitt-  y mienten sabiamente mediante anuncios, spots o carteles para conseguir –y lo logran-  captar a los consumistas. En la segunda parte de la función, resultará una quiebra que Quitt sobrepasa. Lo más interesante del espectáculo es la riqueza de los textos, y un gran reparto muy bien dirigido. Los más curiosos personajes son el protagonista y Hans, ayudante, secretario o servidor -Eduard Fernández y Andreu Benito, los dos impresionantes-, pero todos hacen ciertas rupturas en las distanciaciones de los personajes y la conciencia de ellos mismos.
Miriam Iscla y Eduardo Fernández
    
Pasqual hace más bien un cierto homenaje a Handke, por aquellos ataques; pero ya no sorprende lo más mínimo, sino que lo contemplamos esperando La Ascensión y caída de la ciudad…  ya  tan multiplicada. Por ejemplo, tengamos en cuenta que son los propios actores quienes crean personajes corruptos; y resulta que hay  muchos profesionales auténticos vendedores de falsedades. No sé qué hubiera podido hacer  Pasqual para convertirlos en verdaderos personajes, pero le admiramos tanto, que lo mismo es capaz de utilizarlos en un montaje brechtiano. Nos referimos a  tantos actores y actrices que mienten para la estafa. Cada vez aumenta más la sumisión –por dinero-: en las pantallas, una mujer conocida asegura la magia de un yogur; otra actriz, famosa por una serie televisiva, explica los maravillosos resultados del “yogur de fibra” que utiliza para su panza; otro galán mantiene su buen cuerpo con otro  producto (¿hace falta dar sus nombres, o puede usted ampliar la lista?). Hay hasta un famoso científico que anuncia la marca de un natural pan de molde. La versión teatral de Quitt  parece ya histórica. Podrá relacionarse, mucho más actual, con el hoy vivo fenómeno Indignados –Stéphan Hessel-, tan real que hasta ha producido levantamientos.
La magnífica puesta en escena –el director se ha ido al pasado- es el gozo en la lección de estos grandes actores. Lo demás no es gran cosa.
Enrique Centeno

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