Autor: Sexpeare.
Intérpretes: Santiago Molero, Rulo Pardo.
Dirección: Sexpeare.
Teatro: Alfil. (5.4.2002)
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Cocaína en la peluquería
Lo que uno espera encontrarse en una peluquería de señoras abandonadas son revistas del corazón o de modas, ya saben. Pero los dos personajes de esta historia, sin tropezar con un solo rulo o redecilla femenina, lo que hacen es correr, esperar, discutir, tratar de ver lo que hacen con un maletín presuntamente cargado de cocaína. Son dos payasos, los antiguos y sempiternos que nos hacen desternillar de risa, mezclando la inteligencia, el humor, el disparate y el absurdo.
Estos payasos son de aquí y de ahora, de modo que su lenguaje, sus claves, se reconocen entre nosotros mismos, entre ese público que conoce los códigos de ahora mismo, y que por eso mismo se despiporran de risa. Magníficos actores, estupendos cómicos, dominan el escenario, su ritmo, sus tonos aparentemente espontáneos, pero tras los cuales, no cabe duda, hay un potente trabajo.
Teatro para el testimonio evasivo, para un público joven que se lo pasa a lo grande y también para la admiración de un texto subterráneo, alternativo y lúcido. No es la primera vez que esta compañía rompe y rasga convencionalismos, y lo cierto es que se pasa un rato divertidísimo con ellos, alejandos del humor rancio al que acostumbra nuestra cartelera. Bravo.
Enrique Centeno
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