El público tenía que hacer esfuerzos para contener las carcajadas ya en la segunda escena, en cuanto aparece una médica con la maldad y los disparates de su matrimonio en crisis, motivo por el cual ha vuelto a la Toscana intentando reconstruir sus relaciones. Ellas, la vencida y la amiga que acompaña –con su pareja, también- son la verdadera guasa o drama de los enamoramientos pasados, y lo hacen formidablemente Cristina Plazas y Luisa Castell. El personaje principal, el marido esperanzador, -lo hace torpemente Jordi Buixaderas-, entra en conversaciones disparatadas con su leal amigo - Lluís Soler-, intentando ayudarle. Es un juguete humorístico de una veintena de escenas. Belbel domina con riqueza su escritura, pero fracasa en su pobre dirección. Abundan hoy los autores que redactan monólogos -le ocurre muchas veces a este autor- o largas páginas poéticas, con una carencia de construcción teatral: es frecuentísimo en muchos dramaturgos: repásesen casi todos los montajes de esta temporada en el esencial teatro de La Abadía, en Madrid.
El humor en sus numerosas escenas -20 o 30- rápidas y divertidas, con los cambios útiles y la jugosa estética que crea Max Glaenze. Sergi Belbel tiene un dominio perfecto y rico. El argumento, fuera de la comedia, no tiene valor alguno. La fórmula no es mucho más que la de las series norteamericanas de televisión. Rupturas continuas, diálogos chisposos y veloces en cortas secuencias que buscan la sorpresa y ocurrencias de personajes conocidos. Sólo faltarían las carcajadas montadas en off. No es mucha ambición, y no se pretende más cosas que encontrar la burla. Desapariciones, cama, falsa muerte, el móvil (precisamente así se titula una de las obras de Belbel), y en algunos momentos individuos de realismo imaginado. Las voces son mucho peores que la de los actores de doblaje en aquellas series que he mencionado.
Enrique Centeno
El humor en sus numerosas escenas -20 o 30- rápidas y divertidas, con los cambios útiles y la jugosa estética que crea Max Glaenze. Sergi Belbel tiene un dominio perfecto y rico. El argumento, fuera de la comedia, no tiene valor alguno. La fórmula no es mucho más que la de las series norteamericanas de televisión. Rupturas continuas, diálogos chisposos y veloces en cortas secuencias que buscan la sorpresa y ocurrencias de personajes conocidos. Sólo faltarían las carcajadas montadas en off. No es mucha ambición, y no se pretende más cosas que encontrar la burla. Desapariciones, cama, falsa muerte, el móvil (precisamente así se titula una de las obras de Belbel), y en algunos momentos individuos de realismo imaginado. Las voces son mucho peores que la de los actores de doblaje en aquellas series que he mencionado.
Enrique Centeno
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Autor: Sergi Belbel.
Intérpretes: Jordi Boixaderas, Cristina Plazas,
Lluís Soler, Luisa Castell.
Música: Albert Guinavar
Escenografía: Max Glaenze.
Vestuario: Montse Amenós.
Teatro Nacional de Catalunya
Teatro: La Abadía (6.3.2008)
Autor: Sergi Belbel.
Intérpretes: Jordi Boixaderas, Cristina Plazas,
Lluís Soler, Luisa Castell.
Música: Albert Guinavar
Escenografía: Max Glaenze.
Vestuario: Montse Amenós.
Teatro Nacional de Catalunya
Teatro: La Abadía (6.3.2008)
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