domingo, 7 de junio de 2009

La noche de la iguana ***

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Autor: Tennessee Williams. (Sin traducción ni adaptación)
Intérpretes: Ana Marzoa, Tomás Gayo, Pilar Velázquez,
Juan Antonio Quintana, Geli Albaladejo, Cecilia Sarli,
Alexander Samaniego, Carlos Velasco, Mundo Prieto.
Vestuario: Marka Chamorro.
Escenografía: Juan Carlos Savater.
Dirección: María Ruiz
Teatro: Reina Victoria. Madrid. (6.5.2009)
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Es este saurio iguana uno de los atrapados en ese lugar sin encontrar su escapada. Todo aquí está cautivo en un rincón perdido, en un viejo y sucio hotel diminuto. En la costa mexicana ha situado Tennessee Williams (1911-1983) a un grupo de norteamericanos; un trópico ardiente y lluvioso. El sudor, la quietud y el alcohol crean un ambiente sensual que percibimos apenas comienza la historia: un sacerdote –Lawrence, que hace Tomás Gayo- expulsado por su sexualidad –con adultas y muchachas-, y una mujer – Maxine, interpretada por Pilar Velázquez- húmeda, hermosa y abierta, dueña de las habitaciones y del mostrador del bar. Todo ocurrirá en las maderas del pórtico. La temperatura llega hasta el patio de butacas.
Veremos después la llegada de una singular pareja: una mujer madura, Hanna, que acompaña a su abuelo, Nonno, ya con noventa años. Sus intérpretes son Ana Marzoa y Juan Antonio Quintana. Luego hablaremos de los dos. Arruinados, ella intenta sobrevivir vendiendo sus dibujos que lleva en un cartapacio, claramente agarrada al abuelo. Es una solterona, sin amores de entonces ni de hoy, inocentemente frustrada. A quien ama de verdad es a este viejo poeta que anda buscando su inspiración y la memoria para lograr su último poema.
El sueño americano fue el drama y la tragedia de toda una generación teatral. Ante la imposibilidad del triunfo, Tennessee Williams lo representó en el aislamiento y el fracaso. Pintó esta jaula social en sus obras y trató de igual manera este encierro en diferentes clases sociales. Como aquel Tranvía llamado deseo (1944), en una miseria de la esperanza perdida, o El zoo de cristal (1945), en la imposibilidad sentimental, o la frustración del amor.
Hay también dos personajes casi innecesarios –una versión abreviada que se ignora quién lo ha hecho, al igual que su traductor-, el que hace la saltarina y chillona actriz Cecilia Sarli –aprende todavía- y el de la Señorita, que ha llegado como guía de turistas y que entra y sale, de vez en cuando, con mal genio, interpretada con gracia por Geli Albadalejo. Con fuerza, Tomás Gayo crea un personaje –el cura- que parte de un aparente vacío charlatán, rico de texto, y que deja ver, al final, su sensibilidad interna. Está estupenda, como siempre, la brillante y llena de vida, Pilar Vázquez, una dueña inteligente y sensual.
Y aquí llega Ana Marzoa, una de los grandes valores del teatro. (Es Premio Nacional de Teatro, e inolvidable su interpretación en la de Tennessee, Un tranvía llamado deseo). Atrapa a este complejo personaje, Hannah, desnuda ante el mundo, triste, dulce, que continúa su vida arrastrando a Nonno, cuyo cariño le sirve también para seguir caminando. En este lugar solitario vamos adivinado su carácter, su confesión de la debilidad interna. Lo conoceremos, definitivamente, en una conversación con Lawrence, en un largo texto, bellísimo, donde declara su desamor, su oculto miedo a los hombres tras dos antiguas experiencias leves pero ofensivas. Un trabajo que solo puede puede darle grandeza una gran actriz.
También está aquí Juan Antonio Quintana, un veterano actor que siempre cuida personajes de cualquier tipo. Sus voces, sus gestos, los rostros con nombre y apellido de cada personaje. Este Nonno –con su dramático final- consigue construir su último poema, un romance que su nieta va copiando mientras lo recita. Llega hasta el final de su camino, por el que ha mantenido siempre la honradez, la limpieza, en su silla de ruedas o con su digno bastón. De nuevo la ternura enamora al público.
La escenografía realista –de Juan Carlos Savater iluminada por Ion Anibal- es rica, muy útil. La puesta en escena la lleva adelante la excelente directora María Ruiz.
Enrique Centeno

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