viernes, 8 de mayo de 2009

Trampa para pájaros **

Hace demasiado tiempo que no veíamos en nuestros escenarios a José Luis Alonso de Santos (1942), uno de los importantes -ya casi inexistentes- del realismo actual. Desde su inicio –quizá excepto su primera obra, ¡Viva el Duque, nuestro dueño!, en tiempos del Teatro Independiente, 1975- trata temas de nuestro alrededor. No paraba de estrenar comedias o dramas, tan conocidas como La estanquera de Vallecas (1982), Salvajes (1995), o Yonkis y Yankis (1996).
Lo que se presenta hoy, trata del recuerdo de la policía política y el hundimiento de un último salvaje de la represión franquista. Se estrenó en 1992, un momento en el que todavía se sentía en el cuerpo: tras la democracia, siguieron muchos manteniendo su pistola en mano, una raza ya antigua, pero que en su vejez aún ensañaban los dientes. La obra había sido publicada un año antes (Ediciones Marsó Velasco, 1991), y conocíamos al concejal del barrio madrileño, al Sherif con pistola en la chaqueta dominando esta zona, precisamente en la que se estrenó entonces -Teatro Alfil-, esta Trampa para pájaros. El público sabía que acababan de terminar las acciones de la Policía Política.
Alonso de Santos continúa su Realismo comprometido, ocupándose de nuestro alrededor; temas en los que no pierde un cierto humor irónico y en los que consigue, inteligentemente, una construcción teatral que hoy muy poquitos saben hacer. Muchos de sus títulos muestran y enseñan hoy nuestra historia. Pero pensemos en otra, La taberna fantástica, de Alfonso Sastre –desde luego, no se trata de comparar- que ha regresado en esta misma temporada, tras veintitrés años, y que se pudo poner en escena en 1985: la estupenda Trampa para pájaros fue el drama no histórico todavía, sino la propia realidad que adquirirá su valor histórico cuando se aleje de lo reconocido aún.
El personaje Mauro se ha encerrado en la jaula de su desván, disparando por las ventanas. La policía rodea a este pájaro, y será disparado por su conocido compañero policía.

Vamos descubriendo a los personajes, con ese estudio psicológico que conoce Alonso de Santos. Abel, el hermano menor -el “bueno”-, que acude a la casa para impedir su actitud, fue el niño cuidado y mimado por la madre. Es un tipo –ya desaparecido- que le interesa al autor por las diferencias en las familias. Y en sus largas conversaciones van surgiendo los choques, las diferencias y los enfrentamientos físicos. Todavía no se conforma el escritor y crea un triángulo con la mujer de Mauro –se llama Raquel, otro nombre bíblico-, que confesará, tras su interrogación, su amor hacia Abel. Llanto y desesperación cercanos a las tragedias griegas.
Trampa para Pájaros la dirige también el autor –el antiguo estreno lo hizo Gerardo Malla, estupendamente, como en varias obras de Alonso- en un trabajo interpretativo dificilísimo, con personajes que, sin salir de escena, frente a frente deben ir transformándose; sin red.
Enrique Centeno
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Autor y director: José Luis Alonso de Santos.
Intérpretes: Juan Alberto López, Manuel Banderas,
Olga Doménech, Yiyo Alonso.
Escenografía y atrezzo: Richard Ceñiré.
Teatro: Fernán-Gómez, C.C. de la Villa. (7.5.2009)

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