jueves, 30 de junio de 2011

Palabras encadenadas **

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Autor: Jordi Galceran.
Intérpretes: Àngels Goyalons, Carlos Sobera.
Escenografía: Jon Berrondo. 
Dirección: Tamzin Townsend.
Teatro: Infanta Isabel.
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Página de sucesos

El día que estamos escribiendo esta nota crítica, un hombre joven, de profesión bombero, ha degollado en Madrid a su esposa con un puñal, un hecho que se está repitiendo con demasiada frecuencia. De modo que habrá que convenir que Palabras encadenadas, además de pertenecer a ese género de terror, o de intriga, está lejos, desgraciadamente, de la ficción. Su protagonista es también un funcionario aparentemente gris, y, su víctima, la ex esposa a la que ha secuestrado.
    Se teatraliza todo, claro está: él ha preparado minuciosamente una sala de tortura, una bóveda propia del doctor Calighari provista de sillas y potros para la tortura, aunque ésta se produce de un modo más psicológico que físico. Un psicópata, se piensa; y, sin embargo, a medida que la función avanza vemos que en realidad se trata de un tipo vulgar, sin aparentes trastornos. Se ha introducido en el juego de la muerte, y ella tratará de neutralizarle –no es una simple ama de casa, como suele ocurrir en la realidad- en un encuentro dialéctico continuo.
    Es ese juego el que se le va de las manos al autor. Media docena de situaciones diferentes –desde la violencia al razonamiento, desde la trampa de ella al derrumbamiento aparente de él o hasta el macabro desenlace-, que se alargan demasiado, que repiten incluso diálogos textualmente, que cansan mucho apenas entrar en cada una de ellas. Agilidad dramática, diríamos que es lo que falta.
    La función se desarrolla en un espléndido decorado, de esos a los que nos tiene acostumbrados el escenógrafo Jon Berrondo, y hace todo lo que puede la directora para salvar esa reiteración a la que nos referimos. La La función, aparte de los elementos visuales, excelentes, cuenta con una actriz magnífica, Àngels Goyalons y con Carlos Sobera, correcto sin más. Da la impresión de que la obra –que se estrenó con otro reparto hace un par de años en catalán, por el Centre Dramàtic de la Generalitat de Catalunya- podría mejorar mucho con algunos recortes.
    Al parecer, el género está calando entre el público: un día normal, de diario, el teatro Infanta Isabel estaba casi lleno de espectadores heterogéneos que siguieron con mucho interés la representación.
Enrique Centeno

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