viernes, 3 de abril de 2009

La Estrella de Sevilla **

La Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) montó, hace diez años (Octubre, 1998), La Estrella de Sevilla, obra atribuida a Lope de Vega. La dirigió nada menos que Miguel Narros. Se representó con una escenografía muy sencilla, aunque el vestuario respetaba la época del rey Sancho el Bravo. Era normal, desde su fundación -1986-, recuperar y desarrollar el teatro clásico. Eduardo Vasco, director de la Compañía y de esta obra, prefiere que los montajes del Siglo de Oro sirvan para nuestro siglo XXI. Son versiones generalmente alejadas de la época, de su interés teatral o de la cultura del XVII. El proyecto y la puesta en marcha de esta CNTC no fue, de ningún modo, la recreación de espectáculos con intención de conocer la época. Ahora no se trata de continuar nuestro conocimiento, sino de la visión del director.
El Rey Sancho, El Bravo –lo hace un excelente actor, Daniel Albaladejo-. Según la leyenda y en este texto de Lope –o de quien fuere-, deseó apasionadamente a Estrella –bien lo interpreta Muriel Sánchez-, y quiso poseerla. Se enfrentó al libre cabildo sevillano; se produjeron asesinatos en la corte por el amor de aquel rey; se ejecutó en la plaza pública a la humilde Natilde –estupenda Eva Trancón-, condenada por ceder su sexualidad. Hay otros hechos, hasta el juicio final. Esta versión adapta aquellos supuestos acontecimientos, para trasladarlos a nuestra actualidad. Es muy libre, Vasco, de elegir esta modernización. Al igual que los demás, somos libres de pensar que este texto no posee la validez actual, con la diferencia esencial sobre inmoralidad, desigualdad, represión o defensa de los conservadores. Además es hoy fantasía, pero sin embargo, es apasionante conocer aquel mundo a través de escritores como El Fénix.
En una ligera escenografía de paredes cerradas con tablas funcionales y poliedros construidos para multiuso, los personajes visten trajes oscuros, perfectos, de firma y bien cortados, que se adaptan mejor a los directores del gobierno, a los presidentes del partido, al ministro o al presidente. Es un estilo tópico, sin imaginación. Gira alrededor de ellos el clásico personaje, El gracioso, que debería ser un divertido criado, y que le vemos aquí como un estúpido secretario. Es muy difícil aceptar este montaje; mucho menos aún, aprobar esta versión en la CNTC.
Prácticamente, todo el reparto es de excelentes actores, que lo han demostrado en la CNTC, como Arturo Querejeta, que intervino desde su primer año en el Clásico, y casualmente en el anterior La Estrella de Sevilla. Pero aquí, ellos parecen enseñados a ocultar la versificación con un estilo de prosificación terrible, con voces engoladas, gestos de cabreo o enfrentamientos en despachos, pasillos o entre copas en un pub.
No sé si será adecuado este espectáculo para llevar a los estudiantes de Literatura. Será después imprescindible contar cómo era el teatro clásico y sus historias. Lo cual no impide que se lo pasen bien, así como que, en cierto modo, guste a muchos espectadores.
Enrique Centeno
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Autor: Lope de Vega (Atribuida).
Intérpretes: Daniel Albaladejo,
José Vicente Ramos, José Manuel Iglesias, Francisco Rojas,
Non Cemallos, Jesús Calvo, Arturo Querejeta,
Jaime Soler, Muriel Sánchez, Paco Vila, Eva Trancón,
Fernando Sendino, Jesús Hierónides, Angel Ramón Jiménez.
Escenografía: Carolina González.
Vestuario: Lorenzo Caprile.
Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
Versión y dirección: Eduardo Vasco.
Teatro: Pavón (CNTC). (1.3.2009)
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4 comentarios:

roberto dijo...

Uno de los mejores montajes de la Compañía Nacional de Teatro Clásico,desde que Eduardo Vasco dirige este barco, con un renovado elenco que rejuvenece el clásico con nueva energía. Vasco lleva al extremo la sobriedad que caracteriza sus montajes y arriesga con una puesta en escena totalmente minimalista que deja al actor y a la palabra siempre en primer plano.

Un excelente trabajo actoral en el que cabe destacar el trabajo del cuarteto protagonista: Daniel Albaladejo, en su papel de rey don Sancho, el veterano Arturo Querejeta, como Busto Tavera, Jaime Soler, que debuta en la compañía con un buen trabajo como Sancho Ortiz de las Roelas y Muriel Sánchez, en el difícil papel de Estrella Tavera, quien lleva a muy buen puerto la representación femenina de esta obra tremendamente masculina, rebosando intensidad emocional en el momento culminante de la tragedia.

La gran interpretación del trío protagonista se inserta en un trabajo colectivo homogéneo y fuerte, calidad que suele caracterizar los trabajos de Eduardo Vasco.

Un aplauso.

Laura dijo...

He podido disfrutar de esta obra en el Festival de Teatro Clásico de Almagro, y me he quedado maravillada con la sencillez de su puesta en escena y con la solidez y buen hacer de su elenco. Exquisita la sobriedad de Francisco Rojas, estremecedor el monólogo de Estrella Tavera en boca de Muriel Sánchez, tras la noticia de la muerte de su hermano o los versos que intercambia con un enérgico Sancho Ortiz. Salí muy satisfecha y emocionada de la función. Gracias a la Compañía una vez más.

J.Manuel dijo...

El pasado fin de semana pude ver esta ESTRELLA en el Gran Teatro de Córdoba y disfruté también con su sencilla y eficaz puesta en escena y sus increíbles actores.

Muriel Sánchez brilla con una intensa Estrella Tavera, que emociona desde la más profunda visceralidad (el momento en que recibe la noticia de la muerte de su hermano es extraordinario) hasta la más sencilla y sincera contención. Daniel Albaladejo interpreta eficazmente al déspota rey don Sancho, aunque quizás con ciertos matices un tanto "chabacanos" para tratarse de un rey. Mi escena preferida es la única que comparten los dos protagonistas (el momento en el que Estrella Tavera le pide al rey que le entregue a Sancho Ortiz), cargada de sensualidad e intensidad dramática.

miguel dijo...

¿Por qué ninguna de las personas que aquí opina tiene un blog?? ¿Es acaso Muriel Sánchez oculta tras nombres falsos quien escribe, ya que sólo hay halagos para ella..? Soy un actor español y vi el montaje aquí, en Buenos Aires, hace bien poco, y dicha actriz me pareció CHILLONA, MÁS GRAVE DE LO QUE DEBIERA SU PERSONAJE, SIEMPRE MUY FINGIDA, SOBREACTUADA Y, lo peor, CASI AFÓNICA!!!
Por otra parte, Daniel Albaladejo me pareció insoportable: demasiado chulo moderno, demasiado chico del 2010, demasiado "amadriñeñado" en el hablar.
¿Y qué me dice del poco respeto por el verso? Acentos también "amadrileñados" y una pésima acentuación en general.
Lo mejor, el violinista, que no buscaba protagonismos y los logró todos.