sábado, 11 de diciembre de 2010

Beaumarchais **


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Autor: Sacha Guitry.
Traducción: Mauro Armiño
Josep-Maria Flotats, María Adanes, Jonás Alonso, Javier Ambross, Mario Angulo,
Raúl Arévalo, Ramón Barea, Boj Calvo, Esperanza Candela, Pedro Casablanc,
Richard Collins-Moore, Carmen Conesa, Álvaro de Juan, Francisco Dávila, Miranda Gas,
José Gómez, Maite González, Ana Goya, Manuel Gutiérrez-Cuevas, Olmo Hidalgo,
Lander Iglesias, Geraldine Leloutre, Crismar López, Borja Luna, Eduardo MacGregor,
Carolina Martín, Rebeca Matellán, Jaime Moreno, Ricardo Moya, Constantino Romero,
Andrés Ruiz.
Escenografía: Ezio Frigerio.
Fotografías escéncicas: Massimo Listri.
Vestuario: Franca Squarciapino.
Iluminación: Vinicio Cheli.
Edición de imágenes: Sergio Metalli.
Dirección: Josep-Maria Flotats.
Teatro: Español. (2.12.20109)
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El comediante Sacha Guitry (1885-1953), autor de numerosos títulos ya olvidados –fue también actor y director, incluyendo sus viejas películas-, hace aquí una alta comedia entre el juego de humor irónico y luciente. Trata de contar la etapa madura de Beaumarchais, genial burlón de la sociedad dieciochesca, al que su atrevimiento provocó continuas oposiciones y controversias, como en El barbero de Sevilla y Las bodas de Fígaro, que aquí aparecen en varias escenas.
 Al iniciarse la representación, ya está la presencia de Flotats –Beaumarchais- escribiendo sobre su mesa, y sus primeras frases hacia su mayordomo. No exageramos al dar fe de su seducción en este primer acorde. El escenario consiste en un recuerdo de aquellos telones pintados para cada acto, y aquí se trata de grandes imágenes foto-visuales, bellísimas, con las que van apareciendo la casa, el palacio o el jardín de Luis XVI –personaje que aparecerá en el reparto provocando su ridiculez, como el posterior Napoleón-, y se van anunciando mediante páginas, los sucesivos episodios. Lo ha creado formidablemente Máximo Listri. 
        Alrededor de Beaumarchais, todos los actores –imposible citar ni siquiera a los principales- hacen impecablemente esta lujosa farsa que dirige el propio Flotats. Va rodando por el escenario el humor, la ironía y los disparates de cada uno en ritmos y plásticas corales bajo sus lujosos trajes; se llega hasta la bufa, como las de Rossini o Mozart en El barbero o en el Fígaro de los originales de Beaumarchais. Se le escapa únicamente la última escena, en la que tras su muerte, el escritor será recibido y rechazado por los juzgadores en una especie de Monte Parnaso donde los famosos poetas forman una triste, siniestra y fea coreografía, que solo se salva con la aparición de Molière, un dios del Olimpo que califica a Beaumarchais como el más grade autor: unidos, bajo una deslumbrante iluminación, ascienden hacia la cumbre de los poetas. No está bien que indiquemos esta equivocación, cuando son formidables numerosas escenas.
Enrique Centeno


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