sábado, 10 de abril de 2010

Mucho ruido y pocas nueces **

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Autores: Jacinto Benavente, Shakespeare.

Adaptación libre y dirección: Ainhoa Amestoy.
Intérpretes: Paloma Mozo, Tomás Repila,
Jesús Asensi, Miquel Tubía (piano).
Teatro: Fernán-Gómez, Sala II (C.C. de la Villa). (7.4.2010)
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A este montaje se le ha querido dar el título de la comedia de Shakespeare. Es por tanto un cierto engaño para quien acude a esta famosa obra. Se trata de la breve obra de Jacinto Benavente (1866-1954) Los favoritos –que desconocíamos- y que la compañía Factoría Estival de Arte realmente sí lo hace firmar. Amante del bate inglés, el madrileño tomó algunos textos de sus títulos. O una curiosa e interesante obra en la que quiso suponer a Hamlet, durante su juventud, con El bufón de Hamlet, estrenado en los años sesenta. La adaptación libre es de Ainhoa Amestoy, encargada igualmente de la dirección e interpretación.
    Son siete u ocho escenas rápidas, numeradas por el pianista –los anima sin cesar, con alegría, el músico Miquel Tubía- y con títulos. Antes de comenzar la acción, nos saluda desde el patio de butacas una de las supuestas actrices de una compañía que va a ofrecer la comedia. Sobre el escenario, explica cómo lo han preparado, como les place, y que están casi a punto de empezar: lo cuenta durante demasiado tiempo, tal como se quejan verdaderamente sus propios compañeros, pidiéndola que deje ya de hablar para poder comenzar. Ella, incluso nos anuncia, ante la cámara negra, que no se dispone aún del decorado, que deberá imaginárselo el público, y, efectivamente, se utilizará un simple banco público. Actuarán como en un antiguo teatro viajante, con cuatro artistas sobre las tablas y una simple manta. Y la verdad es que lo parecen –sin un rico vestuario-, en la versión que se acerca a un entremés o a un paso de Lope de Rueda, con una duración de poco más de una hora tras su presentación. Hacen una especie de metateatro cuando detienen la función para hablar entre ellos u obedecer a la directora de la supuesta compañía.
      Con sus comentarios y conclusiones finales, se intenta dar fuerza, ensañamientos y juegos de amor. El enredo –para la historia de Mucho ruido y pocas nueces, Shakespeare utiliza una veintena de personajes- se consigue, más que nada, por los brillantes intérpretes. Ainhoa Amestoy introduce enseguida al público al presentarse, sin perder el humor y la frescura de Celia, la duquesa. Y, como siempre, toma parte la mentira y la farsa. Leve y divertido, Jesús Asensi hace el inocente duque. La hermosa y rígida Beatriz, desconfiada de los hombres, terminará cayendo bajo el amor, y lo crea estupendamente Paloma Mozo, entre el cinismo y las sonrisas escondidas. Es un conquistador, ignorante ante ella, este Benedicto -machista despreciado por Beatriz- que cederá para unirse a ella; lo hace muy bien el actor Tomás Repila. No es un montaje ambicioso, cuya simplicidad, muy cuidada, logra un feliz éxito.
Enrique Centeno

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