domingo, 31 de enero de 2010

Realidad ***

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Autor: Tom Stoppard.Versión: Juan V. Martínez Luciano.
Intérpretes: Arantxa Aranguren, Javier Cámara, Juan Codina,
Patricia Delgado, Alex García, Jorge Páez, María Pujalte.
Vestuario: María Araujo.
Escenografía: Alfonso Barajas.
Iluminación: Iván Martín.
Audiovisual: Mariona Omedes, Carles Mora.
Música: Luis Miguel.
Dirección: Natalia Menéndez.
Teatro: María Guerrero (CDN). (28.1.2010).
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En Realidad (The Real Thing, 1982), Tom Stoppard cuenta una historia entre relaciones y juegos de dados. Hemos sabido que tuvo relación amorosa con la actriz que estrenó esta misma obra en el papel principal, el de Annie. Se trata aquí del conflicto entre un dramaturgo –Henry, que corresponde, claramente, al propio Stoppard-, y un torpe autor –Brodie- que se introduce entre la pareja. Son los esenciales personajes, entre ironías, enfrentamientos, falsedades, y la doble infidelidad que Annie mantiene, confesando su imposibilidad de separase de uno y de otro. Son siempre escenas riquísimas, diálogos que sorprenden continuamente. El público se entusiasma en esta Realidad, con la conclusión de una relación amarga y dulce. El humor sarcástico y el drama sentimental posee un dominio que nos hace pensar en otra Annie, la más famosa e irónica comedia de Woody Allen, en 1977.
Al autor británico -natural de Checoslovaquia-, incluido en la Generación airada, le gusta aquí el metateatro y, en primer lugar, es él mismo el protagonista, que escribe comedias en su mesa de trabajo. Y en las diferentes escenas de Realidad, va creando un Brodie, aspirante y torpe autor teatral que ha seducido a su mujer, Annie. Es una actriz que desea salvar las descalificaciones e interpretará, en lectura, textos –de pretendidas frases obtenidas de Shakespeare- mediocres que Henry aprovecha para su desprecio. No sé qué más cosas hay de la comedia teatral dentro del teatro.
Confesamos que esta obra, considerada como el mayor éxito de Stoppard, nos entusiasmó, especialmente, por el montaje de Natalia Menéndez, quien ha contado con un equipo sorprendente. Todo el reparto hace un gran trabajo, desde la estupenda Arantxa Aranguren, el buen actor Juan Codina, como Patricia Delgado y Álex García. Y vienen otros tres: el incomprensible Brodie lo hace formidablemente Jorge Páez en brillantes escenas. Y el popular actor, Javier Cámara –muy ausente de las tablas, prefiriendo las cámaras- en una magistral interpretación, frente a esta potentísima María Pujalte -siempre multiplicable- que da vida a la extraña, enloquecida, bailante e infiel mujer entre pasiones.
Uno de los más frecuentes escenógrafos, Alfonso Barajas, ha diseñado aquí una invención de belleza y utilidad. El alto decorado encuadra la embocadura y, en su interior, mobiliarios y objetos pueden transformarse en diferentes lugares, siempre con una hermosa estética que declara la teatralidad: incluso utilizando el casi olvidado foso de desapariciones. Una buena colección de juegos de fondo. Se resuelve también el paso del tiempo –dos años, sin interrupción- que crea, como en otros momentos, fantasías de imágenes en gigantes vídeo que han realizado Mariona Omedes y Carles Mora. Todo el escenario cuenta con la inteligente iluminación de Iván Martínez uniendo todo lo citado a la música de Luis Luque.
La dirección de Natalia Menéndez sigue creciendo en sus montajes. Se ha ocupado a fondo de los actores de este reparto; desarrolla con habilidad y talento las traslaciones entre la sonrisa y la tensión. Ha sido muy bien elegido todo el equipo para conseguir un aplaudido espectáculo.
Enrique Centeno

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