martes, 27 de septiembre de 2011

Tartufo *

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Autor: Molière.
Versión de Mauro Armiño.
Intérpretes: Nathalie Seseña, Roberto San Marín, Cristina
Castaña, Hernán Gené, Paco Hidalgo.
Escenografía vestuario: Pepe Uría.
Iluminación: Pedro Yagüe.
Dirección: Hernán Gené.
Teatro: Fernán-Gómez. (22.9.2011)
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Un bobo engañador

Asistíamos al teatro Fernán-Gómez al estreno de este Tartufo, y era inevitable recordar que, entre otras versiones, en 1997 se estrenó la que hizo aquel Fernán-Gómez. No hay ninguna relación con éste que ahora vemos. Se determinó como “muy libre”, con términos modernistas pero, al mismo tiempo, con el texto completo y siguiendo su orden. Nada que ver con el que hoy se representa: con cortes, añadidos, resumido, y con la supresión de personajes.
  Organizando el ritmo –no mucho más-, Hernán Gené dirige a excelentes intérpretes. El inocente religioso, Orgón, lo enriquece mucho el actor Paco Hidalgo; intentará separar al enamorado Valerio –Roberto San Martín- de su hija, Mariana. La  actriz Cristina Castaño duplica  su interpretación con su madre, logrando escenas cómicamente divertidas. Anda alrededor, la inteligente y descubridora doncella, Dorina, que Nathalie Seseña crea con talento. Siempre se espera, naturalmente, la entrada de Tartufo, con las mentiras, la falsedad, la ambición y la fingida religiosidad. Es necesario un excelente actor. La ambientación de este montaje –años cuarenta-, debe ser un espejo de Tartufo o el impostor –título completo que dio Molière, y que ya no se utiliza-, y el personaje que aquí aparece –lo hace el propio director- carece del menor interés, sin brillantez alguna –siempre queremos que calle esa monotonía argentina-, y es inverosímil que pueda engañar a nadie.
   Esta nueva versión es muy humilde, a pesar del estupendo reparto.
E.C.

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