jueves, 10 de diciembre de 2009

La isla del tesoro **

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Autores: Con textos de Handke, Neruda,
Joan Barril, Joan Ollé.Intérpretes: Isabelle Bres, Karla Junyent,
Ester Nadal.
Dirección: Ester Nadal, Joan Ollé.
Teatro: La Abadía (11.1.2007).

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Estas actrices, Isabelle Bres, Karla Junyent y Ester Nadal, lanzan, limpiamente, voces de cuerdas concertadas, y van dejándonos escucharlas como una música de palabras enlazadas, textos levísimos, a veces con abundantes dichos aprendidos. Ocupan su sofá rojo -sofisticado-, con vestidos negros, y un atril –trillador de poemas- donde miran hojas, hijuelas: así podríamos referirnos al tesoro y la curiosa sucesión de palabras. Se trata de un trío con claves entrelazadas. Obra breve -una hora-, un auto de mínimas escenas e ingeniosas acciones: se enriquece lo que parece inútil, y las palabras sorprenden y desconciertan al escuchador, o espectador, que también se siente provocado.
(Hace casi cuatro décadas, hubo en España una compañía, rompedora, de música, poesía y escritura, montando obras extrañas, desconcertantes entre lo absurdo y la provocación. Aquellos verdaderos genios se llamaron así: ZAJ, provocadores y escandalosos. Recordamos una batalla entre el patio de butacas, lleno, y la escena vacía: números de inquietud en los que cada autor lanzaba su happening. Por ejemplo, en el silencio total, un actor pelaba lentamente una manzana y, poco a poco, se la iba comiendo para después marcharse. En un caballete, se había dibujado ya el título: Guillermo Tell. El público se miraba, no podía reaccionar y, al cabo de un rato, dedicaba con entusiasmo fuertes aplausos.
Es una lingüística basada en la ruptura –cómo no, con referencias del dadá-, que funciona a partir de verbos, nombres, letras, relaciones, variados significados de familias y tantos más que cambian continuamente. También alguna canción o poema -Serrat o Neruda-, en voces musicales o proyectadas mentalmente, y comunicaciones entre sordomudos con las manos y sus labios.
Estas tres personas –son brillantes actrices- , o cosas, comunican lo que ya sabemos, como esas canciones citadas: “Ahora que vamos despacio/ vamos a contar mentiras…”, hasta causar el humor absurdo, la ironía y la inquietud. Y se llegará al final, indicando así : “El último que salga, que apague la luz”.
Se pueden dar diversas opiniones y valoraciones sobre esta ironía titulada Isla del tesoro, pero nadie podrá negar la formidable interpretación de las tres jugadoras, en manos de sus creadores y directores, Ester Nadal y Joan Ollé, aunque lo atribuyen a ciertos autores –véase la ficha- de un modo lejanísimo y brevísimo, sin motivo para mencionarlos.
Enrique Centeno

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