jueves, 29 de octubre de 2009

La gatomaquia *

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Autor: Lope de Vega.
Versión libre de Pedro Villora y José Padilla.
Intérpretes: Manuel Navarro, Sol Montoya,
José Padilla,
Francisco Pacheco, Antonia Paso,
Paula Miguelez, Juanjo de la Fuente, Goyo Pastor.
Vestuario: Helena S. Kriuho de la Peña.
Escenografía: Juanjo de la Fuente.
Dirección: Goyo Pastor.
Compañía Laensemble.
Teatro: Círculo de Bellas Artes. (27.10.2009)

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En los últimos años de su vida, Lope de Vega debió, una tarde, contemplar los tejados de su barrio por los que paseaban numerosos gatos, que correteaban por todas partes en su Madrid; precisamente así se les llamaba a los naturales de la ciudad: gatos. Le sirvió para dedicarles en su observación, uno de sus romances que atribuyó al inventado Licenciado Tomé de Burguillos. La gatomaquia son largos versos libres –en silvias-, jocosos, mostrando que esos félidos se comportan como humanos en enfrentamientos, ambiciones, pobrezas, abusos o el amor: “Una parodia del poema épico renacentista, con gatos como héroes (…) Lope de Vega ha hecho demasiado largo esta broma” (Martín de Riquer y José María Valverde, Vol.5, pág.208).
Han convertido esta obra de teatro en una "adaptación libre", alejada de las creaciones del Fénix. Imagínense qué será, además, alargarlo indefinidamente, entre morcillas, bailetes y cancionetas. La escenografía consiste en diminutas maquetas del barrio y, en primer término, una chimenea como el ambiente de la historia. La verdad es que hace unos días vimos algo similar, aunque muy bien hecho –el de aquí es horroroso- , que se utilizó para montar el drama de Shakespeare La tempestad. No es broma, véase en el blog.
Se sirve un cóctel en la función con escenas cómicas o de filosofía, de deberes o de críticas: todo ello en una especie de carnaval con estos intérpretes que portan –todo el tiempo- máscaras sugerentes y vestuario incomprensiblemente feísimo. Lo mantienen nada menos que durante una hora y tres cuartos. Al principio parece un teatro infantil con un paso burlón; pero no fue así, porque enseguida todos nos aburrimos, exceptuando a las butacas de claque. Seguro que estos adaptadores admiran sus conocidas comedias de enredo y dramas de Lope, y en algunos momentos se adivinan imitaciones de juegos o de capa y espada. Entre los disfraces y sus limitados rostros, unos hablan en falsete, otra como si fuera el miau, o un actor con buena voz, completa así esta singular escala musical.
Enrique Centeno

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