martes, 26 de octubre de 2010

El viaje del actor **

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Autor: Anton Chejov, en adaptaciones de Paco Plaza.
Intérpretes: Roberto Quintana, David Moreno,
Juan Carlos Castillejo, Ángela Cremonte.
Dirección: Paco Plaza.
Teatro: El Canal. (1.10.2010)
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Esta función de El viaje del actor, con la dramaturgia y dirección de Paco Plaza, es ciertamente agradable, y  no tiene un título justo. Se monta –como muchas más- con motivo del 150 aniversario de Anton Chéjov (1860-1904) y, en esta ocasión se denomina Homenaje.
    Se hilvanan tres piezas en un único espacio: el de un antiguo teatro, destartalado y empolvado, donde un viejo actor y director va rumiando entre torpes andares, quejándose de que ya no hay buenos actores. Quiere recuperar aquel tradicional estilo, con nostalgia, y critica duramente a los  intérpretes que se presentan en el escenario. Nuestro quejoso veterano, con sus regaños y voces, no consigue ocultar sus afectos, y entre enseñanzas les admite trabajar en su función. Igual que en el anterior teatro dentro del teatro, se representan las dos verdaderas piezas.
    Nos parece –y no lo garantizo- que la primera escena corresponde a uno de los relatos de Chéjov, en el que Plaza ha añadido bastantes textos propios. Este personaje, Vasil Vasiliebich, caracterizado, es una especie de daguerrotipo del propio Chéjov, entre la vejez y la renovación teatral. Incluso el encanto del protagonista llega a referirse a La gaviota y al Teatro del Arte, anunciadores del teatro comprometido. El viaje del actor es, en este sentido, un recuerdo de los antiguos estilos, frente al naturalismo ruso. A continuación se representan dos piezas del autor, tal vez marcando el avance del viejo, como director e intérprete. Si es esa la intención, tendríamos que imaginarlo nosotros, y lo más valioso es la magnífica interpretación de Roberto Quintana, intentando luchar, en esta primera parte, con una duración excesiva que llega al cansancio.
    Lo que veremos después serán dos de las más conocidas piezas de Chéjov. Se encarga también Quintana de El canto del cisne, con otro terminado actor, solitario, en ese escenario penumbroso donde recuerda y recita sus antiguos personajes. Le acompaña en algunos momentos el Apuntador –Juan Carlos Castillejo, perfecto-, y su fuerza poética surge entre sonrisas y ternuras. Tras la anterior, se representa ese divertido juguete de La petición de mano, con su humor sarcástico, contando las uniones, entre peleas y amores, de una pareja que desea el matrimonio. Lo hacen estupendamente David Moreno y Ángela Cremonte, ésta última en una escena formidable en la que consiguió la actriz integrarse en la compañía de aquel Vasil Vasilievich, que hará también de padre, igualmente interpretado por Quintana.
La dirección de Plaza es sencilla, digna y cuidadosa, mostrando su enamoramiento hacia Chéjov.
Enrique Centeno

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