martes, 31 de enero de 2012

El Manual de la buena esposa **

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Autores: Miguel del Arco, Yolanda García Serrano, 
Quino Falero, Verónica Fernández, Ana R. Costa, 
Juan Carlos Rubio, Alfredo Sanzol.
Intérpretes: Llum Barrera, Natalia Hernández, Mariola Fuentes.
Dirección: Quino Falero.
Teatro: Lara. (21.1.2012)
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La represión entre risas 
Son estampas reales de la educación de las mujeres tras los años de pesadilla en la posguerra –interminable-, donde tres de ellas, viejas amigas, recuerdan algunas de sus prácticas del Manual. Representarán juntas, casi siempre, sus propias experiencias. Es una comedia cómica, carcajeante, de la verdadera represión fascista que se impuso a las mujeres en aquella época. Se puede ver como chiste o como fantasía, dependiendo del público, según esté más o menos informado o, simplemente, echándole imaginación. Con los propios temas que van apareciendo, se podría perfectamente dar el sentido dramático a la historia de la anulación de aquellas mujeres.
   Fue un descubrimiento –no reciente- de la sátira sobre la situación y el particular carácter que se les impuso. Vino a Madrid, hace más de diez años (1995) la compañía catalana Teatro T, con una obra que se contrató, en pleno agosto, para unos días de representación. Resultó ser un éxito que se prolongaría para permanecer en cartel durante dos temporadas. Aquello parecía nuevo: se titulaba ¡Hombres!. Se componía de varias escenas escritas por diferentes autores y la representaban solamente actrices –se buscaron imitaciones, algunas de calidad, como Criaturas, Qué asco de amor, Confesiones de mujeres, o volviendo también a algunas piezas de Dario Fo).
    En El manual de la buena esposa escribe cada autor una de las escenas (con la dramaturgia de  Yolanda García Serrano, veterana en obras  feministas), y son todas de verdadero talento. El sentido del humor parte de la minimización de las mujeres desde el inicio del franquismo.
    La hermana de quien fue fundador de la  Falange Española –se llamaba Pilar de Primo de Rivera- creó la “Sección Femenina” e hizo obligatorio un “Servicio Social”; lo ideal era aprender a tratar a los esposos. Estas tres actrices, Llum Barrerá, Natalia Hernández y Mariola Fuentes hacen en todas las piezas unas geniales interpretaciones, con un humor y escándalo que pueden igual remover una olla de agridulce o de amargura hasta ponerlo a  punto, al que añaden siempre la juerga. Y van repasando las siguientes décadas: el consejo de hacer deporte aprovechando los trabajos de hogar,  explicándoles todos sus deberes como esposa; la sumisión a los maridos, con  su completa dedicación. Son esos recuerdos –como otros más-  lo que estas tres mujeres imitan y se ríen de ellas mismas, por haberlo vivido. De modo que nada les provoca  lamentos, y han elegido la burla y la diversión.
 Lo hacen con tanta frivolidad como lo habían pensado en sus excelentes diálogos. El director, Quino Falero -autor también de una de las piezas- añade la vivacidad y una permanente riqueza escénica. Por eso esta función es aconsejable para la diversión de los fines de semana.
Enrique Centeno

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