domingo, 15 de marzo de 2009

Medida por medida ***

De las comedias de Shakespeare, Medida por medida se representa poco en nuestros teatros. En este estreno, la traducción y versión las ha realizado Ronald Brouwer y Carlos Aladro, que han preferido actualizar el texto, junto con un vestuario anacrónico como acierto en este espectáculo. El montaje cuenta con una afortunadísima escenografía y un vestuario estupendo, creados por Dietlind Konold. Las peripecias ocurren en un espacio rectangular rodeado por el público. No sé cómo lo consiguen, pero lo cierto es que nunca dejamos de ver los detalles de cada personaje: la dirección es muy inteligente.
Queda hermoso este espacio cercano, un mirador desde el que sentimos la presencia. En el fondo, se ha construido una especie de torre cilíndrica, trucada con entradas y salidas, ventanas o trampas, un juego risueño en sus sorpresas. También se recrea con los cambios de la iluminación (José Manuel Guerra).

Acudió a nuestra mente esa conocida comedia de Casa con dos puertas mala es de guardar, de Calderón. Sabemos muy bien la grandeza de Shakespeare, tanto en la tragedia como en la diversión, pero en este montaje no se han olvidado nuestros propios enredos del XVII. Sobre los versos, largos y blancos, del teatro inglés, se han atrevido a adaptarlos a los nuestros. La métrica nos sorprende, con rimas habituales, con octosílabos, cuartetos o versos libres. Es natural –y ellos lo saben- que no se aspire a la genialidad de nuestros clásicos, pero sí subrayan la diversión, mucho más en los diálogos. El mismo recuerdo, nos hace ver la gran diferencia entre la liberalidad del bardo y la suave moralidad de nuestro barroco. Figúrense a Calderón, o a Lope –aunque este último bien lo conocía-, creando a una embarazada soltera, una puta, un conquistador de sexos, una bella novicia, con trampas; y enamorado, ante su ligero hábito, al poderoso y esperanzado Duque de Viena. Tendrían que concluir con la llegada de la mismísima Inquisición.
Todos, sin excepción, forman un equipo formidable. Se puede distinguir a algunos actores, pero eso no sería justo: José Luis Alcobendas, Jesús Barranco, Julio Cortázar, Israel Elejalde, Marko Marín, Mariam Montilla, Almudena Ramos, Fernando Soto, e Irene Visedo. Todos ellos –algunos en varios personajes-, hacen un trabajo perfecto.
El director, Carlos Aladro, ha movido perfectamente las piezas del ajedrez en un espacio libre cuya acción es divertidísima, como en esa torre sin babelia, entre carreras y ocultaciones. Es una puesta en escena magnífica.
Enrique Centeno
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Autor: William Shakespeare. (Traducción y versión:
C. Aladro, Ronald Brouwer).
Intérpretes: José Luis Alcobendas, Jesús Barranco,

Julio Cortázar, Israel Elejalde, Markos Marín, Mariam
Montilla, Almudena Ramos, Fernando Soto, Irene Visedo.
Escenografía y vestuario: Dietlind Konold.
Iluminación: José Manuel Guerra.
Dirección: Carlos Aladro.
Teatro: La Abadía. (18.3.2009)
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