martes, 19 de julio de 2011

Las de Caín ***

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 Libreto: Hermanos Álvarez Quintero.
Música: Pablo Sorozábal (padre y Pablo Sorozábal, hijo).
Adaptación: Ángel F. Montesinos.
Intérpretes: Francisco Valladares, Marisol Ayuso, Luis Álvarez,
Hevila Cardeña, Ruth Terán, Noemi Mazoy, Raquel Esteve,
Israel Ruiz, Javier Galán, Alejandro Navamuel, Manuel Aguilar,
Trinidad Iglesias, María Garralón.
Dirección Musical: Monserrat Font Marco.
Coreografía: Juan Carlos Santamaría.
Videoescena: Álvaro Luna.
Iluminación: Miguel Ángel Camacho.
Vestuario: Javier Artiñano.
Escenografía y dibujos: Wolfgang Burman.
Dirección: Ángel F. Montesinos.
Teatro: Español. (14.7.2011)
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 Con frecuencia, los comediógrafos dieron título a sus obras con el nombre de los principales personajes –Mariquilla Terremoto o Malvaloca, dos de las más conocidas, que llegaron al cine-, y aquí, tenemos el de toda la familia de Caín: un matrimonio, el de Don Segismundo Caín y de la Muela, y  Doña Elvira Horcajo de Caín. Padres cuyo objetivo es casar a sus cinco hijas. A lo cual ayudará el joven Alfredo, enamorado de Rosalía, que tendrá que esperar a las bodas de las hermanas por su correspondiente orden de edad. Lo hacen formidablemente los barítonos Hevila Cardeña y Javier Galán, que, además –igual que todo el reparto-, interpretan con lucimiento los diálogos en prosa –está aquí el experto director Ángel F. Montesinos- de las divertidas escenas. Y en esta tabla de juegos figura un variable personaje, El tío Cayetano de Rebolledo, un maduro galán, distinguido e irónico, a quien se le convence para unirse a la jovencísima hija. Lo hace el actor -y cantante- Francisco Valladares, que agarra al público con su conocido talento.
 Hay numerosas escenas de la zarzuela en las que la música de los Sorozábal es interpretada estupendamente por la orquesta que dirige Montserrat Font Marco. Y bellas estampas de baile o de juegos en movimiento con una preciosa coreografía de Juan Carlos Santamaría, y un vestuario romántico ante la rica escenografía –planos o fondos pintados del viejo teatro- del admirado escenógrafo Wolfang Burman.
    Uno los dominios de Serafín (1871) y de Joaquín (1873-1944) es su calidad y riqueza literaria –la RAE concede ya, como mérito, uno de sus Premios, el de Álvarez Quintero-, jugando a veces con términos o recursos cultos, como los del profesor de lenguas "Vivas" -bien se alude a ellas en sus parlamentos-. Y ante la divertidísima escena, acusarán todos al joven Pepín –Israel Ruiz- por haberse introducido en la nocturnidad en la casa familiar, el bien llamado Segismundo exigirá recuperar
 su honor ante la ofensa, obligando al pobre Pepín a unirse a la dama Estrella - Noemi Mazolla-: “Al rey la hacienda y la vida/ se ha de dar; pero el honor/ es patrimonio del alma/ y el alma solo es de Dios”. De modo que aquí, la historia terminará como en las clásicas comedias de enredo.
   Verano de julio con aire acondicionado, acogedor teatro del Español y carcajadas, alegraron el día.
Enrique Centeno

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