jueves, 1 de julio de 2010

Amar después de la muerte **

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Autor: Calderón de la Barca.
Versión: Yolanda Pallín.
Intérpretes: Emilio Buale, Toni Misó, Jodu Dauder, Pepa
Pedroche, Joaquín Notario, Ione Isazábal, Paco Paredes,
César Sánchez, José Luis Santos.
Vestuario: Rosa García Andújar.
Escenografía: José Hernández.
Dirección: Eduardo Vasco.
Teatro: Pavón. CNTC. (26.10.2005).
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El amor fue ya abatido en La Alpujarra después de destruida la rebeldía de los moriscos, muchos años después (1570) de que en Granada, ya vencida, se dictara la señal para expulsar de la Península a los moros. La obra de Calderón, Amar después de la muerte, trata de uno de los hechos contados sobre aquella violenta historia. Como en numerosos escritos, en forma de romances, acerca de la convivencia y el imposible amor entre musulmanes y cristianos; que adquiere hoy una nueva reflexión sobre la creciente presencia de moros inmigrantes. Quedan en las voces poemas de los Romances Fronterizos, fantasías sobre aquellos amores. Se crearon no escasas obras teatrales sobre las luchas, tales como El Príncipe Constante, del mismo Calderón, o el más político El Anticristo, de Ruiz de Alarcón. La obra que hoy se estrena –que también se tituló El Tuzaní de La Alpujarra-, es un romántico drama sobre la venganza del crimen de un amor en el mencionado levantamiento y la destrucción de los moriscos.
    Puede que la Compañía Nacional de Teatro Clásico haya elegido esta representación de Amar después de la muerte, para mostrar el lejano pasado, invitando a estas relaciones de amor y de enfrentamientos. En todo caso, este cuento lo vemos con emoción y ternura. Una fantasía que se aleja y regresa, en modo distinto, con acontecimientos islámicos que nos hacen mirar con desconfianza.
    El montaje cuenta con el reconocido escenógrafo José Hernández y con la diseñadora de vestuario Rosa García, con excelentes apariciones entre el efectismo y el realismo. La versión la ha hecho la excelente dramaturga Yolanda Pallín, a quien ya se le han encargado otros textos clásicos. Hace con sensibilidad los cortes o introducciones de versos, y ha suprimido tanto el principio como el final de la historia que cuenta Calderón.
    El extenso reparto lo forman estupendos actores, aunque tengan pendiente aún su conocimiento y ayuda de los versos, como Joaquín Notario –un Don Álvaro Tuzaní con el que, como siempre, el actor atrapa al público-; dan vida a sus personajes con sabiduría y eficacia los veteranos y conocidos intérpretes, como Montse Díez, Pepa Pedroche, Miguel Cubero, Juan Meseguer, Toni Misó o Rodrigo Arribas. El director, Eduardo Vasco, no quiere utilizar elementos de apoyo a las acciones, lo mismo en el decorado, el mobiliario o el atrezzo; a unos puede gustar y otros pueden echarlo de menos con exigencia.
Enrique Centeno





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