martes, 1 de septiembre de 2009

Confesiones. Lo que callan las madres. *

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Autora: Yolanda Dorado.
Intérpretes: Margalida, Anabel Ochoa,

Pepa Fernández, Celia Ruíz, Candela Moreno.
Escenografía: Élia Lach.
Dirección: Pepa Sarsa.
Teatro: Cuarta Pared. (23.11.2006)

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Somos estos días especialmente sensibles a la situación de la mujer. Coincidiendo con otro más de los crímenes de los maltratadores, se celebra, precisamente, el Día Mundial de la Mujer. La sala Cuarta Pared dedica también una programación a espectáculos sobre temas femeninos. Los hemos visto en este mismo escenario en otras ocasiones: la inmigración, el maltrato, la cárcel o la explotación: es nuestro teatro social, como en alguna ocasión, en colaboración con Amnistía Internacional.
Lo que ahora acude es un trabajo de la llamada Asociación de Mujeres de las Artes, por la compañía denominada “Marías Guerreras”: un curioso nombre –también existe "Autoras Dramáticas", protegida, cómo no, por el Instituto de la Mujer del Ministerio de Asuntos Sociales- transformado sobre la eximia actriz (María Guerrero XIX-XX). Lo cierto es que la primera vanguardia en el tratamiento a las mujeres, fue hace dos mil años por el comediante Aristófanes en su Lisístrata, aquella mujer que organizó a todo el pueblo contra la guerra y la estupidez de los hombres. En todo caso, esta obra, Confesiones. Lo que callan las madres, se aleja de las tragedias para quedarse en convivencias diarias (nos recordaba a la serie de TV hecha por Adolfo Marsillach, La señora García se confiesa). La autora, Yolanda Dorada, ni siquiera llega a la comedia teatral, sino a escenas o miniactos independientes e incluso al juego de humor, con textos que leen algunos espectadores sacados a escena, aunque las actrices poseen valor y frescura en sus personajes dorados.
Temas, a veces tópicos, van buscando la sonrisa o la tristeza de numerosas mujeres. La confesión de la sexualidad con sus comicidades, el recuerdo de algún pasado familiar, su lesbianismo, la adolescencia, el fatal matrimonio o la difícil comprensión de la madre. Se trata de limitaciones y problemas comunes o ligeras represiones. Es el lejano texto que en el Día Mundial invadía nuestros sentimientos y dramas: los temas –montados más de una vez- de las palizas, la huída de los países de represión a la mujer, el soporte de las ablaciones del clítoris, la situación social salvaje o la explotación en el trabajo. Fue Aristófanes más duro y valiente en su teatro de la antigüedad, que en esta obra de tópicos.
Enrique Centeno

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