Autor: Ernesto Caballero.Intérpretes: Chema León, Eloy Azorin.
Iluminación: Paco Ariza.
Vestuario: Patricia Hitos.
Escenografía: Nicolás Bueno.
Dirección: Ignacio García.
Teatro: Español, Sala Pequeña. (10.12.2010)
________________________________

Vamos conociendo que Kim y Guy trabajan en el lado del levantamiento militar. Son viejos amigos que se reencontrarán entre abrazos y recuerdos en un solitario salón -una atractiva escenografía de Nicolás Bueno-, con sillones y una barra plagada de alcohol. Se pone en marcha la función mediante una previa proyección, con escritos a máquina que teclea Kim. Sus conversaciones se dirigen enseguida hacia la guerra española: un hecho extrañamente salvaje -en Sevilla ha acudido Kim a una corrida de toros- en una España que ya ha sufrido otras guerras internas, citando la de los Carlistas –ocho décadas anteriores-, y ahora con el apoyo de los dictadores fascistas y el nazismo. Y sabremos que ambos pertenecen al espionaje soviético: uno es especialmente marxista, y hay ligeras diferencias entre ellos. Brindan, whisky tras whisky hasta llegar a cierta ebriedad, especialmente Guy: será él quien ofrecerá una pistola y, entre discusiones, le informará que le ha sido encargado el asesinato de Franco. Es sin duda el comienzo de la dramaturgia: la ley contra el asesinato. Es curiosa esa comparación que utiliza Guy recurriendo al bíblico Abraham a quien Dios ordenó matar a su propio hijo. Nos recuerda a la obra Los justos, de Albert Camus, cuyo drama consiste en la duda o la obligación de asesinar al dictador en un atentado que causará también la muerte a otras personas.
Probablemente, nuestro autor quiere que sus personajes sirvan para conocer –o reflexionar- la Guerra Civil. Son queridos diálogos y, afortunadamente, conocidos hoy mucho mejor, admirando a estos dos periodistas que se arriesgaron en la lucha contra el fascismo. Lo que verdaderamente nos atrae en esta función es la fuerza dramática; construcciones formidables, textos ricos y diálogos apasionantes. Bien podríamos compararlo con la maestría de Mamet.
Imposible sería estrenar este texto sin un fuerte cara a cara de dos perfectos actores, y sin una inteligente dirección. Eloy Azorín hace un difícil personaje, ese Guy que debe convencer a su compañero para el intento de ejecutar a Franco, con una pistola caliente entre mano y mano. El actor Chema León, es ese Kim atormentado entre la justicia y el asesinato. Dos choques buscando la unión; escenas de fuerte tensión que interpretan ambos maravillosamente. Ignacio García es también imprescindible para mantener los perfectos ritmos y acciones.
Enrique Centeno
Imposible sería estrenar este texto sin un fuerte cara a cara de dos perfectos actores, y sin una inteligente dirección. Eloy Azorín hace un difícil personaje, ese Guy que debe convencer a su compañero para el intento de ejecutar a Franco, con una pistola caliente entre mano y mano. El actor Chema León, es ese Kim atormentado entre la justicia y el asesinato. Dos choques buscando la unión; escenas de fuerte tensión que interpretan ambos maravillosamente. Ignacio García es también imprescindible para mantener los perfectos ritmos y acciones.
Enrique Centeno
No hay comentarios:
Publicar un comentario