lunes, 28 de diciembre de 2009

Mar y cielo ***

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Autor: Ángel Guimerá.
Adaptación y dramaturgia: Xavier Bru, Joan Lluís,
Anna Rosa Cisquella, Miguel Periel.
Intérpretes: Carlos Gramaje, Julia Möller, Ferran Frauca,

Jose Ricardo, Anna Moliner, Carlos Álvarez,
Sergi Albert, Óscar Mas, Víctor Ullate, y otros.
Música y dirección de orquesta: Albert Guinovar.
Escenografía y vestuario: Isidre Prunés, Montse Amenós.
Dirección: Joan Lluís Bozzo.
Compañía Dagoll Dagom.
Teatro: Gran Vía. (17.10.2006)

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El imposible amor del moro Said y de Blanca, su dulce cautiva cristiana, es el centro del drama Mar y cielo, última producción de la compañía catalana Dagoll Dagom. En una escena preliminar, de cuarenta años antes, se muestra al valido Duque de Lerma dictando el decreto de la expulsión de los moriscos, que provocaría la salida de 250.000 de ellos: un acontecimiento que parece explicar el odio racial y religioso que impedirá ahora el anhelo amoroso de los protagonistas. El cuento transcurre unas décadas después de la batalla de Lepanto, como máximo exponente del enfrentamiento hasta la derrota musulmana. Mar y cielo sirve teatralmente para mostrar una enemistad en la que, sin embargo, se emparejaron multitud de ellos con numerosos mestizos. Son aquí Said y Blanca quienes luchan y resisten contra la oposición de los pueblos cristianos.
Aunque quizá lo que verdaderamente importa en este montaje es el singular espacio donde se desarrollará la acción: una gigantesca nave reproducida con asombrosa fidelidad y que se desplaza, oscila, gira y se agita en un verdadero alarde técnico que produce el asombro al espectador. En la cubierta, o maniobrando junto al timón, sobre las jarcias, velas y vergas del monstruo escénico, los actores de Dagoll Dagom maniobran, saltan o danzan con habilidad malabarista, y cantan a través de sus micrófonos inalámbricos, en posturas y actitudes típicas del drama de aventuras de nuestra niñez. Una iluminación efectista, sin recato alguno, completa una plástica cuya espectacularidad supera cualquier otro espectáculo visto en nuestras tablas. Hace 25 años lo montó esta compañía; lo estrenó en Barcelona y vino después a Madrid -1989- entusiasmando a todos, y ha querido celebrarlo reponiéndolo ahora.
La búsqueda de efectos alcanza igualmente a la interpretación, basada en la composición coreográfica y la brillantez estética de rostros y hermosas coreografías. En cuanto al texto, se borra casi por completo el texto de Ángel Guimerà, que escribió Mar i cel -en lengua catalana- en 1888. Casi toda la historia la cuenta Dagoll Dagom por medio de canciones. Con la música en directo, sin trampa ni cartón, también insólito en nuestro teatro, aunque copia estilos colonialistas aprovechando, sin duda, aquellos estilos que el público aprueba: los ritmos y melodías de Broadway. Emulaciones perfectas de los musicales americanos. Sin evocaciones de la tradición mora y cristiana mediterránea. En cualquier caso, el espectáculo envuelve, arrastra y emociona a pesar de una insuficiente poesía en versos abundantes en ripios. Durante meses han obtenido un completo éxito en Barcelona y deben conseguirlo igualmente en Madrid, donde se representa en castellano.
Enrique Centeno

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