Autor: Lope de Vega.
Intérpretes: Gerardo Malla, Jesús Teyssiere, Manuel Sámchez Ramos,
Rodrigo Arribas, Jesús Fuente, Alejandro Mayo, Belén Ponce de León,
Bruno Ciordia, Lidia Otón.
Escenografía: Almudena López Villalba.
Vestuario: Susana Moreno.
Iluminación: Chahine Yabroyan.
Dirección: Ernesto Arias. (Rakatá)
Teatro: El Canal. (10.2.2011)
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Un mes después de representarse El castigo sin venganza, montada por Miguel Narros, sorprende que aparezca este título en el mismo teatro del Canal.
Hace muchos años que este director lo hizo ya en el teatro Español -Octubre, 1985, en cuyo reparto figuraban nada menos que Luis Pellicena, Inma de Santis, Ana Marzoa o Juan Ribó, entre otros-, un montaje inolvidable que ya no nos deja aceptar las insuficientes puestas en escena de este Lope. La última vez lo vimos con la Compañía Nacional de Teatro Clásico (Teatro Pavón, 27.4.2005), ya en el periodo de su hundimiento.
La que ahora comentamos pertenece a la compañía Rakatá, a la que vimos hace dos temporadas, en este lugar, en un estupendo montaje de Fuente Ovejuna (v.), y por eso hemos acudido ahora a contemplar de nuevo El castigo sin venganza, otra de las mejores obras del Fénix. Antes del texto teatral, se escucha un largo prólogo explicando, con una cuidada voz en off grabada, la historia que se va a representar, cuyo sentido didáctico no parece justificado, a no ser que se desconfíe de la representación o, peor aún, que se considere al público algo torpe. Y sí se recita muy bien la rica versificación. Lo que más le importa al director –Ernesto Arias- es respetar la métrica, los ritmos y sus estrofas. Pero la creación de los personajes y de sus acciones escénicas aparece escasamente y, por no juzgar, con demasiada torpeza. Escuchamos más bien los versos, porque los personajes están en el aire, dejando para el director las lecturas o lucimientos. El admirado actor Gerardo Malla, consigue casi crear el personaje del Duque de Ferrara, en escenas divertidas del inicio, aunque tampoco reprime el énfasis en los momentos trágicos. Pero el hijo, Federico, lo hace Rodrigo Arribas, actor joven y aún verdísimo para asumir tal personaje; y la adúltera madrastra, Casandra, es igualmente demasiado para Alejandra Mayo. Estos enamorados, alejados aunque cerca y adosados al suelo, en sus declaraciones carecen de electricidad. El más vivo personaje es el acompañante de Federico en el viaje y el regreso de Mantua con la prometida Casandra, -robada ya en el camino y descubiertos en las noches del palacio-, el inteligente criado Batin, que Jesús Fuentes crea con mucha inteligencia.
Nos gustó escuchar y disfrutar los versos en uno de los reconocidos dramas de Lope de Vega. No siempre podemos escuchar tanta genialidad entre redondillas, décimas o romances que en cada momento son lecciones de nuestro teatro clásico.
Enrique Centeno
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