miércoles, 21 de abril de 2010

La moza de cántaro ***

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Autor:  Lope de Vega.

Versión: Rafael Pérez Sierra.
Intérpretes: María Prado, Mamen Camacho, Roberto Sáiz,
Mario Retamar, Héctor Carballo, Francisco Carril, Julián Ortega,
Georgina de Yebra, Badia Albayati, Carlos Jiménez-Alfaro,
Daniel Teba, Sara Moraleda, Paloma Sánchez de Andrés,
Julio Hidalgo.
Pianista: Ángel Galán.
Iluminación: Migel Ángel Camacho.
Vestuario: Lorenzo Caprile.
Escenografía: Carolina Fernández.
Dirección: Eduardo Vasco.
Teatro: Pavón. (Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, CNTC.)
 (14.4.2010)
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Es este el segundo montaje de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. Pudo verse, en la temporada pasada, un bellísimo espectáculo de La noche de San Juan, que dirigió Helena Pimenta. Y se regresa otra vez al mismo Lope de Vega, del que se encarga Eduardo Vasco. Un magnífico montaje y uno de sus mejores trabajos en la CNTC, La moza de cántaro, gracias a un formidable reparto.

     Pertenece a un género curioso, en el que arranca el texto con un drama, para pasar por la intriga, la comedia, lo histórico o lo romántico; un argumento en el que se adivina ya el triunfo del amor. Son numerosas en el clásico las mujeres vestidas de hombre, como en Lope. Aquí sí hay una ruptura, cuando la protagonista, Doña María, será capaz de vengar el honor de su viejo padre, matando al causante, entre sus brazos, con su puñal. Aquí, en su mutis, recurrirá a su feminismo: Pues estas hazañas hacen/ a las mujeres varoniles/ ¡Ahora, cielos, ayudadme! (extraña este último verso, pero al consultar el texto original, comprobamos que el adaptador ha trasladado a Lope de Vega hacia el estilo de José Zorrilla). Aquí, iremos otra vez a ese Barroco que aprueba los derechos de los nobles para quitar la vida en defensa del honor -o de su honra-, y nos acostumbramos lo suficiente para poder continuar la función, entre el amor y los tradicionales engaños y enredos.
    Escondida y cambiada, esta mujer se convertirá así en La Moza de cántaro, humilde trabajadora que interpreta genialmente la jovencísima actriz Mamen Camacho, con un encanto que atrae al público entre sonrisas, burlas, coquetería y seducción. Lo hacen también muy bien todos los actores, como Francesco Carril -Don Juan- o Héctor Carballo –el Conde, otro de los galanes-. Menos triunfan los intérpretes de los lacayos -así se les califica en el programa de mano- con un vestuario que, en sus maletas, ha viajado hacia el siglo XIX; lo cual aporta unos preciosos trajes, tanto en los nobles como en los brillantes azules de las mujeres populares, creados por Lorenzo Caprile.
    Ha prescindido Vasco de la escenografía, como suele hacer, con sólo una cámara negra casi vacía, apenas introduciendo –o retirando- unas simples sillas de la época. Afortunadamente y con mucha habilidad organiza ritmos y movimientos, casi coreográficos, con este conjunto de jóvenes vivísimos. Y los destacados versos de esta obra se interpretan con el procedimiento de sujetar las métricas, mejor que en anteriores funciones de la CNTC. La adaptación de Rafael Pérez Sierra -acortando, como en la actualidad se hace siempre-, en sus cambios y mutilaciones llega a dificultar toda la historia. Es seguro que, tanto el director como los actores, no se escapan de toda la acción, con permanente traducción en los ensayos, olvidándose del espectador. No nos referiremos ya a los cambios del original, sino a la dificultad del seguimiento. Podemos asegurar que los espectadores se encontraban perdidos en algunos momentos. Pero todo era tan gozoso, que llegamos a prescindir de ello.
    El disfrute lo producen el equipo de intérpretes, especialmente de actrices, damas y criadas de estampas vivas. Es imposible no citar a todas ellas, y tomar nota para volver a verlas: María Prado, Georgina de Yebra, Badia Albayati, Sara Moraleda y Paloma Sánchez. Aunque, naturalmente, es aquí responsable el director.
Enrique Centeno

6 comentarios:

Thiago dijo...

Enrique, he cogido tus fotos para mi blog que yo tb. fui a ver esa obra,espero que no te importe...

Tú fuiste profe del Insti de Orcasitas, verdad?

Bezos.

Enrique Centeno Puente dijo...

Claro que puedes tomar cualquier foto de mi blog:el aire debe ser de todos todos. No sé con precisión quién eres, pero sí fui profesor durante un año en Orcasitas. Allí hicimos una función de teatro y nos regaló Pepe Rubianes una de sus fantástica actuaciones.
Un saludo cordial.

loquemeahorro dijo...

O sea, que ha acortado mucho. Ya decía yo que me perdía un poco.

Por cierto ¿has visto que en toda la publicidad se asegura que ella se viste de hombre para vengar al padre?

Enrique Centeno Puente dijo...

Amigo Loqumeahorro: No he visto esa publicidad. Me imagino que, por un error, querían referirse al montaje de "¿De cuándo acá nos vino?" (Lope) que estrenaron en septiembre de esta misma temporada.

loquemeahorro dijo...

Alucina:

http://revistateatros.wordpress.com/2010/05/06/la-moza-de-cantaro-de-lope-de-vega/

(...)
Pero la historia comienza tiempo atrás, cuando doña María ve cómo don Diego abofetea en público a su anciano padre y, disfrazada de hombre, se bate en duelo con él y lo mata
(...)

En "De cuándo acá nos vino" ¿se disfrazaba de hombre alguna mujer?


pd. Soy "amiga" :-)

Enrique Centeno Puente dijo...

Amiga "Loquemeahorro": Cuando esta mañana llegaba a casa con la compra, veo de pronto que había adquirido un pescado distinto al que quería cocinar, según unas instruciones. Me he enfadado conmigo mismo.
Pero, en todo caso, el personaje de María, en "Cántaro...", no se disfraza de hombre, sino que, vestida de mujer, apuñala -en un abrazo fingido- a quien deshonró a su padre, Don Diego. Se representa la escena en la que María llevaba, al inicio, una simple capa sobre su precioso traje. Queda todo el público asombrado en tal acto.
En "¿De cuando acá nos vino?"? hay un permanente engaño de identidades o cambios de vestuario. Este Lope me engaña sin piedad. Lo que dije digo.
Un saludo cordial