lunes, 26 de diciembre de 2011

Un sueño de una noche de verano *

_____________________________________________
Autor: William Shakespeare.
Adaptación y diercción: Vanessa Martínez.
Intérpretes: Mon Ceballos, Eva Higueras, Pablo Huertos,
Pedro Santos,  Gemme Solé.
Escenografía: Miseria y hambre.
Vestuario: Cyril Wicker.
Iluminación: Sergio Torres.
Audiovisual: Néstor L. Arauzo.
Compañía Teatro Defondo.
Teatro: Fernán-Gómez. (22.12.2011)
____________________________________ 


Un sueño sin gozar 

Se presenta esta función infantil con el título de Un sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. Se trata en realidad de una “versión” de la directora Vanessa Martínez, y se anuncia como “Shakespeare para niños”. Lo que se proponen es contar brevemente el argumento, y para ello van también cortando las acciones para explicar lo que va a continuar.
    La idea consiste en que, una supuesta compañía de aficionados va a representar la obra de Shakespeare. Y comienzan  los cinco miembros la preparación del ensayo, vestidos, humorísticamente, de trabajo con monos de colores y signos de sus profesiones. Buscan hacer reír y se comportan como algo cercano a la tontería de estos buenazos. Reparten los papeles e irán cambiando sus vestuarios tras una gran caja, movible y variable, que ofrece lo más gracioso de la función.
    Cada uno de los actores se  triplica para transformarse en los diferentes personajes y continuamente aclaran lo que quieren saber y lo que quieren hacer. El complicado enredo de la comedia  es ya bastante como para reducir todo el montaje a saltos y cortes  a una hora de duración. De modo que es absolutamente imposible desenredar la obra de Shakespeare junto a las farsas. Son graciosos, juguetones, con payasadas algo vacías.
Hay una costumbre tradicional en la que se habla a los niños con voces arrastraditas en ritmos ridículos. Hace ya mucho tiempo que intentan los pedagogos evitar ese perjuicio. Hablan a veces en tonos de dibujos animados, o como si ellos mismos fueran un poco ignorantes. Es el mayor disparate de esta puesta en escena. La respetada compañía Teatro Defondo debe formarse cuando intente trabajar para los niños.
    A pesar del buen hacer de los actores, lo cierto es que los pequeños espectadores se quedan en blanco. Una niña junto a mi butaca levantaba la barbilla hacia su padre, y le miraba con el entrecejo: quería preguntar qué estaban contando.
    Qué peligroso es hacer teatro infantil. Hay una buena lista de nuestros dramaturgos que facilitarían textos de fantasía o de realismo, que saben abrir los ojos y volver de nuevo al teatro.
Enrique Centeno

No hay comentarios: