martes, 9 de agosto de 2011

Fanfares ***

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Autor y director: Georges Lavaudant.
Intérpretes: Bouzid llam, Gilles Arbona,
Hervé Briaux, Fabien Orcier (Compañía
L'Odéon-Théâtre de l’Europe).
Teatro: Teatro de Madrid. (23.11.2000)
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Formidable poema escénico

Una especie de casucha, seguramente junto al mar, es el paisaje de la desolación que el dramaturgo y director ha ideado para que, ante ella, una fanfarria desfile absurda y triste. Sus textos, tomados de muy diversos autores, suenan, en off, en cadencias que recuerdan a las de Pedro Páramo. Y sus coreografías y movimientos beben, a veces, de Tadeusz Kantor, en ocasiones del mundo de Fellini, e incluso de la estética de Bob Wilson. No se trata de un colage, de ningún modo, sino más bien de una síntesis que Lavaudant –director del teatro de L’Odéon- ha teñido de mediterraneidad, porque toda la desertizacón del paisaje y de los personajes está pasada por las músicas del fado, del flamenco, del bolero. El espectáculo parece nacido de este último: “nació de ti, nació de mí, nació del alma”, se canta.
    Dice el creador de este poema escénico, que Fanfares no puede contarse. Es verdad: se siente, produce impresiones, despierta sentimientos y provoca la reflexión, seguramente distinta en cada uno de los espectadores porque -por eso le llamamos poema-, contiene una buscada polisemia. Formalmente es un ejercicio de formidable belleza, y en su estética de la emoción produce sensaciones que no suelen producirse en un escenario. La sabiduría coreográfica, la impresionante iluminación, el alarde interpretativo de la compañía, más que dirigida con mimo, parece respirada por Lavaudantu, de modo que todo posee el sello de la autenticidad, de la sinceridad.
Enrique Centeno




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