lunes, 13 de febrero de 2012

Hombres... y alguna mujer **

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Autores: Félix Sabroso, Antonia San Juan, 
Rafael Mendizábal, Luis Miguel Seguí.
Intérprete: Luis Miguel Seguí.
Dirección: Antonia San Juan.
Teatro Alfil. (11.1.2000)
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Para echar unas risas
Una colección de monólogos dispares sirve a Luis Miguel Seguí para su lucimiento en un espectáculo que es, fundamentalmente, actoral. Queremos decir, que no hay en él rasgos de cabaret, ni del show cómico del artista multidisciplinar, sino que se sustenta en recursos netamente dramáticos. Los textos pertenecen a autores muy diferentes, y con ellos hace el actor trabajos desiguales. Posee una indudable capacidad de comunicación, un raro dominio de su propio espacio corporal, y un guiño sutil para provocar la carcajada: ritmos y pausas, en los que, sin duda, habrá tenido que ver la dirección de Antonia San Juan. El asunto es saber si esas facultades son suficientes para enfrentarse a un monólogo, género que tradicionalmente se reservaba a los más grandes, y que hoy, con la proliferación de las salas de pequeño formato, no asustan a ningún intérprete. Éste, por ejemplo, y sin menoscabo de las cualidades apuntadas, muestra deficiencias en algo tan elemental y exigible como es la ortofonía y la dicción.
    El homosexual enamorado del amigo casado; el pasota metido a presunto músico; las ocurrencias sobre Dios, el Diablo o las ceremonias religiosas, son algunos de los temas tocados por los autores, lo que da idea de un espectáculo, en su conjunto, irreverente –moderadamente-, trasgresor. Posiblemente, el mejor de los monólogos sea el de Mendizábal: una infeliz ama de casa, que descubre lo rentable de la protesta y la manifestación, y que le sirve al autor para dar muestras, una vez más, de su mordacidad reaccionaria.
    Estamos, por tanto, ante un espectáculo menor, un pasatiempo sin más pretensiones –ni siquiera en su duración, de apenas una hora-, en esa línea de teatro de humor que caracteriza al teatro Alfil.
Enrique Centeno

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