Autor: Luis Lázaro.
Intérpretes: Raquel Cubillo, Celia Ballester,
Trinidad Iglesias.
Dirección: Luis Lázaro.
Teatro: Alfil. (14.3.2001)
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Tres monjitas terribles
En realidad, la España cañí es una referencia permanente en las obra de Luis Lázaro: en la década anterior presentó, en esta misma sala, una trilogía, Culebrón portátil, en la que hacía una feroz parodia de las instituciones sociales más respetables, desde la familia al ejército. Este cabaret que ahora presenta, posee brillo, excelente ritmo aderezado con canciones, como no puede ser de otro modo, y una estética de incontenido colorismo. El texto, como se supondrá, no respeta regla alguna para la transgresión o el escándalo, tanto en lo que se refiere a los contenidos, como al propio vocabulario.
El espectáculo cuenta con una excelente interpretación, desde esa oronda y entrañable Trinidad Iglesias, la bonachona que se desconoce a sí misma y que nos regala con su buen gusto al cantar; a la irreprimida Raquel Cubillo, una procacidad continua que terminará llevándose a su terreno a la mismísima Madre Superiora, que hace muy bien la estupenda actriz Celia Ballester. La función está muy bien acabada, dirigida con recursos, aunque, en la innumerable sucesión de números, alguno no esté, por fuerza, en la media excelente del conjunto. El público del estreno rió entre las continuas sorpresas y premió muchísimo al final a las intérpretes y al autor-director.
Enrique Centeno
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