miércoles, 17 de agosto de 2011

Eloísa está debajo de un almendro ***

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Autor: Enrique Jardiel Poncela.
Intérpretes: Juan Carlos Naya, Ana María Vidal,
Ramiro Oliveros, Antonio Medina, Abigail Tomey,
Licia Calderón, Paloma Paso Jardiel, Pepe Carabias, etc.
Escenografía: Carlos Abad.
Dirección: Mara Recatero.
Teatro: Español. (25.10.91)
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Cien años de Jardial

El Español, teatro municipal de Madrid, da el pistoletazo de salida a la conmemoración del centenario de Jardiel Poncela (1901-1952), como no podía ser de otra manera. Lo habrá hecho de mil amores, no sólo porque Jardel fuera, natural y vecino de la ciudad, y a quien el propio director, Gustavo Pérez Puig, ha mostrado sobradamente su debilidad por el gran y controvertido autor.
    Para bien, o para mal, la polémica entre jardielistas y críticos que le acusan de su vaciedad. Se encuentra ya superada. Se sabe que el ingenioso autor huyó premeditadamente de todo compromiso en una España azotada por la posguerra que, precisaba, fue arraigando un necesario teatro realista. Tanto en el humor irónico de Mihura –su obra genial Tres sombreros de copa la estrenó, precisamente, Pérez Puig-, o en el dramatismo de Buero Vallejo -Historia de una escalera se estrenó en este teatro Español-. Se sabe también que huyó del astracán o de la comedia de salón, no solo escapándose del mamporrismo, y fatuidad. De modo que, sin caer en el disparate de creerle “precursor del teatro del absurdo”, precisamente por la primera de las características mencionadas, lo que hoy queda es su humor, su enorme sabiduría constructiva, su imaginación y esa ruptura con cualquier molde anterior que después no ha podido ser imitado, aunque su influencia haya sido permanente. No es poco, y seguramente es hora, a los cien años de su nacimiento, de reconocer, por unos y por otros, su indudable talento de comediógrafo.
    Eloísa está debajo de un almendro es uno de los títulos más importantes de Jardiel. Hay en la obra un personaje de un surrealismo inquietante, el de Edgardo, encamado durante veintiún años en los que, entre otras cosas, imagina viajes que escenifica meticulosamente desde su lecho. ¿Es quizá la imposibilidad de todo en aquel mundo de la España de los 40? Tal vez se trate de un simple recurso cómico, como aquel otro personaje de Arniches, pero la mentira, la traición y el misterio de cuantos le rodean, cada cual con su engaño a cuestas, con sus ocultaciones y misterios, parecen insinuar otra cosa. Sería preciso haber visto esta obra en el mismo año de 1940, fecha de su estreno, para poder hacer una valoración de estas cuestiones.
    En todo caso, y puesto que Jardiel, tan merecido de la conmemoración, lo que se espera es, al menos, un buen montaje. Y lo ha hecho el Español. ha dirigido muy bien Mara Recatero, sirviéndose de la escenografía espléndida de Carlos Abad –no debió ella diseñar los figurines, todo hay que decirlo- y dirigiendo la compleja trama con inteligencia, ampliando acciones, dando todo el sentido a los ingeniosos diálogos –cortados por aquí y por allá, eso que se dice “peinar” el texto, lo cual no importa, porque Jardiel era prolijo, lo contaba todo demasiado -tal vez para que, según él decía en su manía persecutoria, lo pudieran entender los críticos-, y logrando, en fin, una representación sólida, brillante.
    Nuestros actores, dentro del género del humor, es lo que mejor saben hacer. Es su humor, ese en el que no hace falta ser cómico, sino interpretar personajes, y jugar con ellos de modo irónico, como si no se dieran cuenta de que están provocando las risas con sus jugosas palabras, con sus paranomasias, sus absurdos o paradojas. En esta ocasión, el reparto es verdaderamente estupendo. Ni siquiera la torpeza del inefable Juan Carlos Naya, inexpresivo y soso, como siempre, puede impedir la brillantez de un larguísimo reparto en el que abundan espléndidos trabajos. Es imprescindible señalar a Ana María Vidal, seductora en su inteligencia; a Antonio Median, lleno de recursos; al chispeante y contundente José Carabias; a un Ramiro Oliveros insólito; a la veterana Licia Calderón, de regreso tras muchos años; a Paloma Paso Jardiel, entre otros. Por encima de cualquier controversia, insistimos, resulta reconfortante disfrutar con todos ellos en este espectáculo fresco y divertido.
Enrique Centeno

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