viernes, 5 de agosto de 2011

La costilla de Adán ●

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Autora: Carmen Rico-Goodoy
Adaptación teatral de Paco Sanguino
 y Rafael González.
Intérpretes: Marisa Nolla, Cristina de Inza,
Rosa Lasierra, Nuria Herreros.
Escenografía: Pepe Melero.
 Dirección: Ernesto Caballero.
Lugar: Teatro Bellas Artes. (20.9.2000)
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   Un triste sucedáneo

Hay éxitos que provocan tentaciones peligrosas, eso que solemos llamar secuelas: hace un par de años, una compañía catalana, T de Teatre, arrasó con un insólito espectáculo, Hombres!, cuyo éxito repitieron después con Criaturas. Esta compañía aragonesa que ahora se ha presentado, formada también por mujeres -nada menos que en el teatro Bellas Artes, que debió pensar que la fórmula era sencilla-, el resultado es este producto que no es nada.
    Como en el primero de los títulos antes citados, La costlla de Adán gira alrededor del hombre: de sus insoportables manías domésticas, de su intolerancia, de su prepotencia, lo que hará que las mujeres huyan de casa, se separen e, irremisiblemente, vuelvan a buscar pareja. Como los textos proceden de escritos de Carmen Rico-Godoy, carecen de diálogo, de construcción teatral, de juego escénico. Y los adaptadores se han limitado a repartir las divertidas ocurrencias de la autora entre las actrices, de modo que cada artículo lo comienza una, lo continúa otra, y así, sin la menor estructura, se van partiendo la tarta. Aun así no les llegan los textos elegidos, de modo que lo adornan con supuestos bailes de torpes coreografías –ellas no saben tampoco hacerlo- o músicas gratuitamente metidas de vez en cuando. Consiguen, de este modo, que la función dure poco más de una hora, que se hace interminable, por cierto.
    Con una dramaturgia inexistente y un reparto mediocre, no cabe reproche alguno hacia la autora original de los textos. Quizá tampoco hacia el director, Ernesto Caballero, que se nota que ha intentado con imaginación sacar adelante esta verdadera misión imposible.
Erique Centeno

 

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