viernes, 5 de agosto de 2011

La fiebre del heno ***

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Autor: Noël Coward.
Intérpretes: María Luisa Merlo, Pedro Civera,
Ana Soriano, Antonio Vico, Cruz Sánchez,
Elvira Travesí, Raúl Sanz, Elena Maurandi,
Nacho Núñez.
Escenografía y figurines: José Miguel Ligero.
Dirección: Ángel García Moreno.
Teatro; Fígaro. (1.12.2000)
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Una comedia maestra

Pocos días después de recordar el centenario de Oscar Wilde, sube a los escenarios, también con motivo de su centenario –en esta ocasión del nacimiento-, una de las mejores comedias de Nöel Coward (1899-1973), que tantas afinidades guardó con Wilde y del que heredó parte de su corrosiva crítica social.
    La acción transcurre en la mansión de La encantadora familia Bliss –tal fue el título cambiado con el que se estrenó en España hace cuarenta años, con Mary Carrillo-. Es mansión muy peculiar que el escenógrafo ha ideado en tonos rosas, como una especie de burdel, sensación que el espectador recibe hasta darse cuenta de que, en realidad, es un frenopático de personajes extravagantes. Tal vez, en el juego cruzado de visitas, de locuras, de cambios de pareja o de permanentes disparates –toda la obra rezuma ese absurdo tan difícil de conseguir- se apuesta por el desenlace (es decir: la vida es de color de rosa, y aquí no pasa nada), Coward por la crítica y la acidez final, que, sin embargo, compone en clave de comedia su excelente humor irónico.
    Divertida, extraña y original, de una construcción teatral verdaderamente notable, esta Fiebre del heno crece en el escenario del Fígaro, porque es obra de sutilezas que necesita ser desentrañada tanto en la dirección como en la interpretación. Lo primero lo hace Ángel García Moreno demostrando, una vez más, que es espléndido director, seguramente insuperable en este género. Obtiene la permanente eficacia en cada escena y sabe mover y crear las atmósferas precisas para que el disparate, la paradoja o la burla, vayan asomando de forma medida. La función se sigue con verdadero placer en cada minuto.
    Otro de los proverbiales aciertos de García Moreno es su sabiduría para componer repartos. Ocho intérpretes excelentes dan vida al mundo alocado, imaginado –y seguramente vivido- por Coward. En el centro, ese portento de frescura, ese poder y presencia de María Luisa Merlo, una vez más luciendo su alarde de comediante. Y junto a ella, como marido socarrón y excéntrico, un estupendo y medido Pedro Civera, con una comicidad que el propio personaje parece ignorar que posee. Ana Soriano, perseguidora y seductora del anterior, hace una creación formidable de la atractiva extravagante dentro de la mejor tradición de la alta comedia. Pero ya queda dicho que todos los intérpretes -Antonio Vico, Elvira Travesi y una histriónica Cruz Sánchez- llevan la comedia, muy coral, sin fisura alguna, con esa rara perfección que no suele verse, en nuestros escenarios, cuando se aborda el género del que hablamos. Arropados todos por José Miguel Ligero en su decorado hermoso, y, sobre todo, por un precioso vestuario, que lograron transmitir.
    La noche del estreno, la sensación de que estábamos ante una obra maestra -como ha sido reconocida-, en la sátira del mundo victoriano. De uno de sus maldito e injustamente desatendido Noël Coward.
Enrique Centeno



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