sábado, 17 de septiembre de 2011

Baldosas ***

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Autor: David Desola.
Intérpretes: Nicolás Dueñas, Beatriz Bergamín,
Alexis de los Santos, Arsenio León, Karola Escarola.
Escenografía: Christian Boyer.
Dirección: Jesús Cracio.
Teatro: Arlequín. (2.11.2000)
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Un teatro muy nuestro

Estas baldosas, que dan título a la comedia, son aquéllas con las que sueña una joven pareja en poder pisarlas: la metonimia de una vivienda imposible de conseguir. Los apuros, en la jungla de la especulación, para encontrar un espacio, cuando se posee, únicamente, un sueldo de operario. Pero no se asusten, porque el drama está servido en clave de farsa. Excelente humor de completo despiporre que no impide la acidez que el autor descarga sobre el espectador.
    David Desola obtuvo con esta obra el Premio Marqués de Bradomín, un prestigioso galardón reservado a autores menores de treinta años. Es estimulante comprobar que lo que hacen es recoger lo mejor de nuestra tradición realista, injustamente enterrada: mezclarla con el sainete, y devolvernos, como aquellos autores –el espíritu de Lauro Olmo anda por ahí, entre bastidores-, el espejo de lo que nos ocurre. Con más humor, posiblemente; con una pizca más de distorsión, pero continuando, sin duda, de ese teatro que mira a la realidad cotidiana para mostrarnos la España que no va tan bien. Pero, como no son buenos tiempos para el drama, David Desola lo reviste todo con el caramelo del humor, el mismo que servía a tantos de nuestros autores -como Mihura-, para escamotear su denuncia.
    El resultado es un espectáculo divertidísimo, muy nuestro tanto en las situaciones como en el lenguaje y los personajes, que son de carne y hueso. El autor, todo hay que decirlo, no parece encontrar un final para su formidable juego, y deambula entre varias posibilidades para terminar, creo yo, en una especie de desenlace mágico, ajeno el resto de su fantasía realista. En todo caso, la invención ingeniosa de estos protagonistas que han comprado cuatro baldosas de un piso, y sobre ellas apoyan una inmensa cama a la que adosan sin apoyos todos los aditamentos para la supervivencia. Acciones magníficas y variables, muy divertido y de situaciones inacabables.
    En la original escenografía ideada se mueven, con sabor, un plantel de excelentes actores, desde el siempre seguro Nicolás Dueñas, la fresquísima Beatriz Bergamín, o con ese albañil atribulado que hace Alexis de los Santos, además de la inmensa Karola Escarola.
    Lo ha dirigido con su habitual entendimiento Jesús Cracio, y constituye todo ello una de las apuestas más reconfortantes de nuestra cartelera, en referencia a los autores españoles, tan abandonados.
    Parece que el variable teatro Arlequín, tras Sopa de mijo para cenar, presenta una programación vigorosa, viva, alejada del mausoleo que caracteriza a muchas de nuestras salas; lo cual es un riesgo, casi suicida, pero necesario. Aplaudir con los mejores deseos, por la cuenta que nos tiene.
Enrique Centeno

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